De política y cosas más sucias / 21 de febrero de 2024
El domingo fuimos muchos al Zócalo, que se llenó de personas vestidas de rosa y blanco
¡MAREA ROSA!
Ahora resulta que ya no sólo soy fifí, conservador y neoliberal. No, esa retahíla se quedó corta. Ahora también soy racista. Qué ganas de ofender, qué necesidad, maldito empeño en denostar todo lo que no le aplaude.
Si pedimos democracia, somos una élite que no acepta ser pueblo. Pareciera que el señor de Macuspana, que está más enojado que nunca, ahora se da cuenta que se llena el Zócalo con facilidad y, quién quita, no la tiene tan segura en junio. Eso lo aterroriza. Es incapaz de hacer un gesto de unidad, un acto de verdadera democracia y reconocimiento de las diferencias, no lo sabe hacer, no le sale y, al no aplaudir ciegamente sus desvaríos, soy su enemigo, no es que piense distinto, es que soy oponente. No le importa que sea mexicano, tanto como él o como los otros sesenta millones que no le creen.
La cosa está muy fea y él lo sabe, se le escapó de las manos, se le fue su tiempo, su momento, y la historia no será dulce con él, será severa, será la que señale el fracaso de la gestión. Todo está torcido, mínimos avances, nada que presumir y la mentira ya no se sostiene.
El domingo fueron o fuimos setecientos mil, incluso si hubieran sido noventa mil, como cacareaba Batres, se llenó el Zócalo. Y él y Fernández Noroña y Sheinbaum y todos sólo tuvieron palabras de ofensa. Ya, ya basta de aguantar tanta rabia, tanto coraje. México se merece algo más bueno, algo más nuevo.
Las noticias nos destemplan cada día, la violencia crece y las garantías individuales y los derechos van a la baja, cada vez sentimos más miedo y, cuanto más tiempo se queden, más se apegarán al poder y más sensación de indefensión nos harán sentir. Hay que decirlo, quedarse callado es complicidad.
Es miércoles, ayer nació mi nieta. Noa está aquí y se merece un país más justo, con mejores oportunidades, con paz y libertad. Hoy me tomaré un tequila a su salud y otro por la salud de mi tierra. Tengo fe. Creo que tarde o temprano la cordura se impondrá. Cuanto antes, mejor.
