México y Canadá: derribando barreras

Una América del Norte fuerte es buena para todos; las posibilidades son inmensas. 

Por Agustín García-López Loaeza*

El jueves pasado México y Canadá relanzaron su relación con el levantamiento de la obligación de visado para los visitantes mexicanos. Así, se concretó el anuncio del primer ministro Justin Trudeau durante la visita de Estado del presidente Enrique Peña Nieto en junio de este año, concluyendo un periodo de siete años que impidió que la relación siguiera creciendo. Ahora podemos observar un horizonte más brillante por delante.

Con la llegada del invierno, los canadienses han comenzado su migración anual hacia el sur. Casi dos millones de canadienses viajan a México cada año, convirtiéndose en el segundo destino más popular después de Estados Unidos. Pero la imposición del visado convirtió el flujo en una calle de sentido único, reduciendo significativamente la inversión, el turismo y el intercambio estudiantil de origen mexicano en Canadá.

Antes de la imposición de la visa, Canadá era uno de los países preferidos para los turistas mexicanos, recibiendo más de 270 mil visitantes anualmente. Esta cifra cayó a casi 120 mil en 2010, y muchas compañías canadienses que se dirigen al mercado mexicano resultaron impactadas. La perspectiva ahora es prometedora, y la Asociación de la Industria del Turismo de Canadá anticipa que el número de visitantes mexicanos aumente a cerca de 300 mil el próximo año. En la actualidad, los mexicanos no necesitan visas para viajar a Europa y el turismo se ha multiplicado por siete.

El requisito de visado también se convirtió en un obstáculo que socavaba los intercambios académicos y culturales, así como proyectos bilaterales de investigación científica y tecnológica y la presencia mexicana en los eventos y ferias comerciales de Canadá. Recientemente me invitaron a asistir a la Feria Agrícola en Northlands de Edmonton y me sorprendió gratamente descubrir que cada año más de la mitad del ganado es comprado por ganaderos mexicanos.

 Los intercambios van más allá del turismo. El levantamiento de la visa derriba una barrera que ha inhibido la inversión proveniente de empresas mexicanas deseosas de hacer negocios en Canadá, impidiendo así oportunidades de empleo para los canadienses. Un ejemplo de lo que se puede lograr es la compra de Canada Bread por parte de Grupo Bimbo.

El comercio entre Canadá y México ha crecido cinco veces desde 1994. No sólo compramos y vendemos productos unos de otros, sino que los construimos juntos. Estas perspectivas aumentarán ahora que somos capaces de encontrarnos cara a cara.

Con la eliminación de la obligación de la visa, las recompensas serán de gran alcance. La clase media mexicana está creciendo y está ansiosa por viajar; los estudiantes, académicos e investigadores mexicanos que contemplan seguir sus esfuerzos en el extranjero se dirigirán más fácilmente a Canadá.

La eliminación de la visa permitirá a nuestros gobiernos centrarse en una agenda más amplia y más profunda. El Diálogo de Alto Nivel entre nuestros dos cancilleres, recientemente lanzado, ha establecido las prioridades de la Alianza México-Canadá en ocho áreas de cooperación.

Por último, una América del Norte fuerte es buena para todos. Las posibilidades son inmensas. Canadá siempre ha ocupado un lugar muy especial en el corazón de México. La decisión no es sólo acertada, es una confirmación de que aspiramos a cumplir nuestro compromiso y representa la realización de una mayor cooperación y diálogo.

*Embajador de México en Canadá

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