Colima y TEPJF: democracia en juego
En Colima, el surrealismo político es práctica cotidiana y, hoy por hoy, pondrá a prueba a las instituciones electorales del país. ¿O cómo explicar que un partido el PAN que ganó los seis municipios más importantes y grandes del estado de diez en disputa, que vaya a ...
En Colima, el surrealismo político es práctica cotidiana y, hoy por hoy, pondrá a prueba a las instituciones electorales del país.
¿O cómo explicar que un partido —el PAN— que ganó los seis municipios más importantes y grandes del estado de diez en disputa, que vaya a gobernar a 95% de la población y que tenga la mayoría en el Congreso local, haya perdido… ¡la gubernatura!, tras una elección en la que, efectivamente, hasta los muertos votaron?
Lo que sucede en Colima es surrealista, sí, pero también es una amenaza para nuestra vida democrática. ¿Por qué?
Por una razón irrebatible: si la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) avala la elección estatal del 7 de junio pasado, donde oficialmente el PRI resultó “ganador” de la gubernatura en medio de trapacerías electorales, perdiendo los principales municipios y hasta la mayoría en el Congreso local, estaría validando una elección de Estado y respaldando un evidente fraude electoral.
De ese tamaño es la decisión que sobre Colima deberá resolver el TEPJF. El plazo legal para dar un fallo vence el último día de octubre, pero se espera que a la brevedad se haga pública.
¿Cuáles serían los escenarios tras el fallo del TEPJF sobre Colima?
O se anula la elección o se ratifica el triunfo del PRI o gana el PAN.
La diferencia es de sólo 503 votos en favor de Ignacio Peralta sobre el panista Jorge Luis Preciado. Sin embargo, hay varios factores a considerar:
1) Las autoridades electorales locales no aplicaron una valoración exhaustiva de cada una de las pruebas sobre violaciones a la ley presentadas por el PAN, dado que sólo se limitaron a enumerarlas.
2) La declaración de una empleada del gobierno del estado, encargada de ofrecer programas sociales a favor del candidato del PRI. Este abuso fue denunciado ante la autoridad administrativa penal y fue turnada a la Fepade.
3) Sólo cuatro días después de la elección, la presidenta del Instituto Electoral de Colima, Alejandra Valladares, declaró ganador al panista Jorge Luis Preciado, a través del noticiero radiofónico de Joaquín López-Dóriga. La ventaja sería apenas de .17%, señaló Valladares. No obstante, se desdijo poco más tarde.
4) El pasado fin de semana, la autoridad electoral local confirmó que 13 de las 25 diputaciones locales serán para el PAN. Es decir: el panismo tendrá el control del Congreso colimense.
5) El PRI solamente ganó los municipios más pequeños. El PAN triunfó en seis de diez, incluida la capital.
De esta manera, tras los resultados del 7 de junio, Acción Nacional gobernará, prácticamente, a más de 90% de los colimenses.
Y todos nos preguntamos: con las cifras y resultados obtenidos, ¿cómo es posible que el PAN no haya ganado la gubernatura?
Eso es precisamente lo que la Sala Superior del TEPJF analiza, con base en las pruebas presentadas por el PAN y, sobre todo, por el sentido de la votación.
El fallo sobre Colima es fundamental para el futuro democrático del país. La decisión del TEPJF pondrá a prueba no sólo a una institución, sino a la madurez y honestidad del aparato electoral.
Avance democrático o retroceso. De ese tamaño es Colima.
ARCHIVO CONFIDENCIAL
EL BRONCO. No se recuerda, en la historia reciente, un mensaje tan severo y demoledor como el que Jaime Rodríguez lanzó al tomar protesta como gobernador de NL. “¡Corruptos y bandidos! ¡Se les acabó la fiesta!”, espetó a quienes gobernaron al estado. Junto a él, impávido, estaba Rodrigo Medina. ¿Signo de los nuevos tiempos o retórica independentista? El tiempo lo dirá. Lo cierto es que, de entrada, El Bronco ya marcó distancia.
TW @_martinmoreno
FB / Martin Moreno
