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Paola Senseve, entre la ceniza y el polvo enamorado

Mario Alberto Medrano González

Mario Alberto Medrano González

Volver a la poesía, entonces al poema. Al contenido universo de una metáfora, a la intimidad de una autora: el poema poco tiene de ficción (aunque la habita), pues su materia prima es la confesión. Volver, entonces, a la poesía.

 

 

 

Codex corpus

Paola Senseve (Bolivia, 1987) es, ante todo, poeta. Su más reciente libro, Codex Corpus (Editorial 3600, 2019), obtuvo el Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal 2019. También es creadora del libro de cuentos Vaginario, ganador del II Premio Nacional de Escritores Nóveles de la Cámara del Libro y Petrobrás, así como de Soy dios, libro de poesía ganador del Premio Nacional de Literatura Santa Cruz de la Sierra.

Codex Corpus empieza desde la abuela, después alrededor de otras mujeres, su madre, por ejemplo, para pasar a ella misma, como autora, como hija, como nieta, es, Paola, un yo colectivo de las mujeres. Codex Corpus comienza desde el cuerpo y sus cuidados, atraviesa la muerte, pues la presencia de la abuela de la poeta permanece; Codex Corpus es un libro de amor a la abuela, de sutura de esa ausencia corporal:

“me pide que le pinte las uñas que/le depile las cejas, dice que/siempre es mejor una vieja arreglada que/una vieja desarreglada/lo hago y de repente/su cuerpo liviano/adquiere peso […] ¿alguna vez mi abuela pensará en/su cuerpo/como un océano abrazado que está a punto de/rebalsarse?”

Esta elegía emerge con un lenguaje frontal, la fortaleza de este libro poesía es la elección precisa del lenguaje, ese objeto poético con el que se construye la poesía. Codex corpus es una respiración asfixiada. Su ritmo y la voz que narra irrumpen con la violencia y la velocidad de un estertor, otras como un lamento. Si bien hay pocas metáforas, pues todo lo que dice Senseve parte del desahogo, las que contiene están perfectamente colocadas, hacen justa correspondencia para los momentos más entrañables, donde la voz de desdobla en cuidadora, enfermera, compañera de su abuela hacia la muerte.

 

 
Su cuerpo dejarán

Poema corporal. Poema extremidades. Poema mutilación. Su cuerpo dejarán, mas no su cuidado. Entrar en el mundo de este poema de largo aliento no es sencillo, pues el lector es espectador de la vejez y de la muerte. Los sobrevivientes son los últimos testigos. Codex Corpus (declaración de principios e intenciones) mora en la piel, desde y para el cuerpo escribe, es un libro sensorial, y tejido con enorme cuidado. La belleza de las revelaciones y certezas a las que llega la autora son conmovedoras:

mi abuela tiene conjuntivitis

en sus ojos glaucoma

también tiene 95 años

no ve

no escucha

duerme todo el día

no conozco el Dato Exacto

de la edad de su tristeza

 

 
¿Un árbol es un cuerpo?

La cotidianidad, despertarse, hacer el desayuno, tender la cama, acostarse, ser para seguir siendo. Un día como los otros, como los tantos que existen, ver caer la lluvia, mientras desde el cuarto un cuerpo envejece, uno anterior al tuyo, la génesis, y saber que tu sangre es la misma sangre, que hay un cordón umbilical que une a tres generaciones: abuela-madre-hija. despertar y dormir. soñar y permanecer en vigilia, ver con los mismos ojos las mismas cosas, que poco cambian, pero que a veces una mosca fisura la inmovilidad. Esperar. Afuera, un árbol, también fijo a mitad del jardín, en un patio que no se transforma, el polvo de las horas. Codex Corpus se debate entre  preguntas y certezas:

¿un árbol es un cuerpo?

[…]

si ninguna de nosotras ve morir al árbol

el árbol no se muere.

Me inquieta saber si este árbol tiene alguna relación con los árboles migrantes que planteó el Codex Seraphinianus. Habrá que preguntarle a la autora. 

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