Logo de Excélsior                                                        

Cuidados intensivos

Luis Wertman Zaslav

Luis Wertman Zaslav

De análisis básico de las cifras oficiales sobre la pandemia en México, se desprende que las siguientes semanas serán cruciales para, ahora sí, detener el ritmo del contagio. Esto indica que seguimos en momentos muy complicados de salud física y mental, a lo que debemos añadir la difícil situación económica para cientos de miles de mexicanas y mexicanos.

Todo lo que podamos hacer, las y los ciudadanos, para cuidarnos durante agosto y septiembre será determinante en el tiempo que tardaremos en rebotar de esta pandemia. Nada sobra ya y cada medida de higiene, sana distancia y resguardo (cuando se pueda) ayuda a que podamos pensar en un cierre de año menos complejo.

Sin embargo, por las imágenes que vemos y compartimos de las calles y de la movilidad en las principales ciudades del país, no va a ser sencillo. Llevamos muchos días en que la idea del cambio de semáforo nos hace pensar que estamos en el descenso de esta crisis sanitaria, cuando los mismos números nos advierten lo contrario.

Por eso es fundamental entrar en una lógica de cuidados intensivos: uso de cubrebocas permanente, guantes, aplicación de gel antibacterial, salidas sólo para lo indispensable, evitar el transporte público si es posible, distancia de metro y medio en cualquier sitio donde nos encontremos; además de un cambio en la alimentación familiar, ejercicio físico y mental para sobrellevar un entorno generalizado de incertidumbre.

Dentro de esas acciones, simples, pero poderosas, hay que incluir varias que puedan darnos paz y tranquilidad emocional. Tan sólo de abril a junio, en la línea de atención sicológica que operan especialistas de Confianza e Impulso Ciudadano, organización ciudadana que tengo el honor de presidir, se registra un aumento constante, en promedio, de 20 por ciento mensual, en las peticiones de atención por los temores que provoca el coronavirus y que derivan en cuadros de depresión y ansiedad.

Pero esta inquietud no detiene las llamadas, los mensajes, ni el contacto con personas que desarrollan ideas suicidas o que han intentado atentar en contra de sí mismos. Muchas y muchos han sido afectados por el encierro y necesitan con urgencia hablar con un profesional para evitar una tragedia.

Hasta el momento, a través del 5511-8575-55 o por mensaje directo al 552323-0303, hemos logrado brindar atención gratuita en tiempo real para que no se pierda una sola vida, que es el activo más valioso que tenemos todas y todos. Más de dos decenas de casos fueron evitados justo a tiempo.

Sin embargo, la amenaza se mantiene y fácilmente podemos pasar de una crisis sanitaria a una crisis de salud mental que podría durar mucho más tiempo. No somos una sociedad preocupada por la salud mental, por muchas razones, y tendemos a posponer la atención y los cuidados por otras necesidades apremiantes.

Una diferencia esencial entre un problema y una crisis es poder identificar y atender lo que es importante de lo que es urgente. En una tradición de coyunturas y de distracciones sociales, podemos perder de vista lo que debemos resolver para evitar problemas a futuro, cuidarnos de manera integral es uno de estos problemas.

Paralelo al cuidado físico, a establecer nuevos hábitos de higiene que se queden con nosotros como costumbre, es momento de incorporar acciones que nos apoyen en lo mental y construyan un equilibrio de paz y tranquilidad en nuestro entorno.

No es casual que la tercera causa de contacto en las atenciones de Confianza e Impulso Ciudadano sea la violencia intrafamiliar, con incrementos constantes a lo largo de la Jornada Nacional de Sana Distancia y de estas últimas semanas de la llamada nueva normalidad.

Será, más bien, una nueva realidad con los problemas de siempre y los que trae la pandemia a un país con desigualdades y falta de equilibrios sociales que agudizan cualquier conflicto, incluidos los que nadie esperaba, como esta cepa del coronavirus.

Si debíamos cuidarnos constantemente para llevar una vida mejor, hoy ese cuidado debe ser intensivo para no sufrir pérdidas personales y familiares que no tienen remedio, porque es la vida lo que está en juego y es la única posesión real que no podemos recuperar.

Estamos en emergencia, seguiremos así durante más tiempo, y depende del consenso social ayudar a frenar los contagios desde la sociedad civil, porque para eso ya no necesitamos de ninguna autoridad que nos diga cómo protegernos, creo que tenemos información por todos lados para ello, y está en nuestras manos actuar, corregirnos y corregir a otros que subestimen esta enfermedad para salir de la crisis presente y —espero— estar preparados para la siguiente que, sin duda, ocurrirá, porque ése es el precio de habitar este planeta.

 

Comparte en Redes Sociales

Más de Luis Wertman Zaslav