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Ecoansiedad

Lorena Rivera

Lorena Rivera

Los efectos adversos del cambio climático plantean grandes desafíos para la salud pública. Hay muertes por olas de calor, sequías e inundaciones por inseguridad alimentaria e hídrica; están las enfermedades infecciosas, así como las transmitidas por vectores y las causadas por contaminación del aire, entre otras. Y a todo lo anterior hay que sumar los golpes a la salud mental.

Se diferencian dos formas en las que la crisis climática afecta la salud mental: personas que experimentan respuestas sicológicas a la exposición directa de los impactos del cambio climático y por exposición indirecta (algunos especialistas la llaman ecoansiedad).

La Asociación Americana de Psiquiatría (APA, por sus siglas en inglés) reconoce que “el cambio climático y los desastres relacionados provocan respuestas vinculadas con la ansiedad, así como trastornos de la salud mental crónicos y graves. Las inundaciones y las sequías prolongadas se han asociado con niveles elevados de ansiedad, depresión y estrés postraumático”.

Perder a un integrante de la familia o el hogar debido a un desastre o ser obligado a desplazarse, porque ese lugar se volvió inhóspito, es traumático.

Los fenómenos meteorológicos extremos, agrega, se han asociado con comportamiento agresivo y violencia doméstica, además, la exposición al calor extremo puede inducir un mayor consumo de alcohol para hacerle frente al estrés.

Y hace sentido. Cuando hace mucho calor, algunas personas difícilmente concilian el sueño, mientras que otras se enojan con facilidad.

Un informe del Imperial College London, publicado en mayo pasado, va en el sentido de la APA. Señala que el cambio climático afecta negativamente la salud mental y el bienestar emocional de las personas alrededor del mundo, asegura que existe una clara relación entre el aumento de la temperatura y el número de suicidios; hay evidencia de angustia severa luego de eventos climáticos extremos; las personas con alguna enfermedad mental preexistente son más vulnerables a los impactos de la inestabilidad del clima en la salud física y mental, y exacerba la angustia mental, en especial entre los jóvenes, incluso para los que no se ven directamente afectados.

El documento titulado El impacto del cambio climático en la salud mental y el bienestar emocional: evidencia actual e implicaciones para las políticas y la práctica indica que se trata de una gran problemática que afectará a millones de personas en el futuro y, en particular, exacerbará la desigualdad.

Si bien los sistemas nacionales y locales de salud deben atender la salud mental de las personas que han sido expuestas directamente a los impactos del cambio climático, no deben pasar por alto la ecoansiedad, sobre todo en los más vulnerables, como lo son los niños, porque los daños al planeta no se detendrán, al contrario, se agravarán, como lo prevé la ciencia climática.

En los últimos años, los movimientos ambiental y climático protagonizados por niños y jóvenes han tenido resonancia en las sociedades, porque tienen una genuina preocupación sobre el planeta devastado que los adultos les heredan y eso les genera incertidumbre.

La ecoansiedad no es una patología y se manifiesta a través de las emociones. Renee Lertzman, sicóloga y fundadora de Climate Psychology Alliance, ha dicho en varias entrevistas que detrás de los carteles que llevan los niños y adolescentes está su ira y frustración, indefensión y miedo sobre el futuro que les espera. Eso se debe a que tienen una concepción de la justicia diferente a la de los adultos, ya que no esconden ni disimulan sus sentimientos.

En particular, los niños ven la crisis climática desde una perspectiva más catastrófica y sufren, además, no entienden por qué no se actúa con mayor rapidez para solucionar el problema.

Los especialistas recomiendan que, cuando los niños se sientan abrumados por las noticias sobre la crisis climática que reciben a través de la televisión o internet, primero debe escuchárseles sobre aquello que les preocupa y, luego, acercarles información clara, para que así puedan expresar y gestionar sus sentimientos.

El panorama para la humanidad y el planeta empeoró, pues el Sexto informe del IPCC describe la gravedad de la crisis climática y esto puede generar miedo, desolación y desesperanza, aunque, según los científicos, no todo está perdido. Pero hay que actuar ya.

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