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Bichos al rescate

Lorena Rivera

Lorena Rivera

La humanidad se encuentra en una gran encrucijada. Absolutamente todas las actividades, por pequeñas que sean, contaminan y alteran el equilibrio de los ecosistemas y la biodiversidad de la Tierra, además de exacerbar la crisis climática.

No sólo la quema de combustibles fósiles tiene en shock el sistema climático global, la agricultura industrial y el sector ganadero, es decir, la producción mundial de alimentos, es la responsable de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), de acuerdo con la organización británica Carbon Brief.

Son 7.8 mil millones de personas a las que hay que alimentar y la producción de alimentos debe ser más sustentable sí o sí, porque los recursos naturales son finitos y la población no es estática, continuará creciendo, por lo tanto, requerirá más tierra, más agua, más energía, más fertilizantes, más plaguicidas y más alimento para el ganado y, como se sabe, no hay un planeta B.

En menos de 10 años, el tercer planeta del Sistema Solar tendrá ocho mil 500 millones de habitantes y para 2050, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), seremos 10 mil millones.

Este organismo también indica que la producción de carne y de productos lácteos representa 14.5% de las emisiones globales de gases de GEI.

Reducir las emisiones de metano, vinculadas con la agricultura industrial y la ganadería, es posible y clave en la lucha contra la crisis climática.

Pero mitigar las emisiones contaminantes exige hacer cambios profundos y drásticos, porque la ventana de oportunidad se cierra y ello requiere la voluntad y acción de todos, no sólo de los gobiernos y los acuerdos emanados del multilateralismo, sino también de las industrias y los consumidores.

Porque los humanos no son los únicos seres que necesitan comer para vivir, guardando toda proporción, ahí están los animales de compañía —perros y gatos—, que forman parte de una familia.

Alrededor de ellos existe toda una industria de productos y un negocio creciente especializado en alimentos secos y húmedos, que utilizan carne y granos para su elaboración. No es una cuestión menor, porque aproximadamente hay 470 millones de perros y 370 millones de gatos en hogares a nivel mundial, según las aseguradoras Simply Insurance y Petsecure.

Un reportaje del diario británico The Guardian señala que el alimento para mascotas utiliza alrededor del 20% de la carne y el pescado a escala global, lo cual va en aumento y la tendencia apunta a que los dueños alimentarán a sus perros y gatos con carne para consumo humano.

La investigación Impactos ambientales del consumo de alimentos para perros y gatos de Gregory S. Okin, profesor en los departamentos de Geografía y el Instituto de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la UCLA, señala que la comida para las mascotas es responsable de una cuarta parte de los efectos ambientales de la producción de carne en términos de uso de tierra, agua, combustibles fósiles, fosfatos y pesticidas.

Por lo tanto, perros y gatos domésticos también tienen una huella o “pata” ecológica a considerar, que debe sumarse al caos climático y ambiental.

Afortunadamente, como siempre, la investigación científica arroja soluciones sustentables, en este caso en materia de alimentación tanto para humanos como para mascotas y el común denominador son los insectos o bichos.

Para los mexicanos no es algo nuevo, porque la ingesta de insectos, así como la cosecha de la milpa, eran la base alimentaria en la época prehispánica. Sin embargo, se diluyó y se adoptaron otros alimentos como consecuencia de la Conquista.

El caso es que la FAO ha venido insistiendo en los beneficios del consumo de insectos como una fuente alternativa a la carne en la dieta de las personas.

Así, el cultivo de insectos es parte de la solución a la crisis del clima, porque arroja menos emisiones de dióxido de carbono, requiere menos tierra y agua, además, son saludables, al tener un alto índice de proteínas, grasas, minerales y vitaminas.

Y como el interés en la entomología no se ha quedado sólo para satisfacer la necesidad de alimentos para los humanos, también ha llevado al desarrollo de comida para mascotas, sobre todo en Estados Unidos, con productos como Jiminy’s Cricket Crave, croquetas para perros elaboradas a base de proteína de grillo —en polvo—, combinada con avena, quinoa y otros ingredientes de origen vegetal, o Catit Nina, alimento para gatos con proteína de insectos y pollo.

La pregunta es, ¿la humanidad estará dispuesta a adoptar a los insectos como otra forma de alimentación?

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