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Sobrerrepresentación fraudulenta

Leo Zuckermann

Leo Zuckermann

Juegos de poder

Con la novedad que el presidente López Obrador ya tiene mayoría calificada para reformar la Constitución en la Cámara de Diputados, algo que no ocurría en este país desde 1988. Recuerdo que, para tal propósito, se requieren dos terceras partes del órgano legislativo. Pero el primero de julio pasado nunca votó tal cantidad de mexicanos para darle dicho apoyo al Presidente. Estamos frente a un escandaloso caso de sobrerrepresentación política nada digno de una democracia liberal.

¿Cómo consiguió AMLO la mayoría calificada en la Cámara de Diputados?

Veamos los números. En la votación válida de la elección de diputados en los comicios federales pasados, el 38.8% votó a favor de los candidatos de Morena. A eso hay que sumar lo obtenido por los otros dos partidos que apoyaron la candidatura de AMLO —un 4.1% del Partido del Trabajo (PT) y un 2.5% de Encuentro Social (PES)— para un total de 45.4%. Sin embargo, por el sistema mixto que tenemos, donde elegimos a 300 diputados por mayoría en ese mismo número de distritos y 200 por representación proporcional, la alianza Morena-PT-PES recibió un total de 309 diputados: el 61.8% de una cámara conformada por 500 legisladores. Aquí ya estamos hablando de una sobrerrepresentación del 16.4% puntos porcentuales a lo obtenido en la votación válida.

Luego vino la vergonzosa cesión que le hizo el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) de cinco de sus 16 diputados a Morena. Nunca supimos a cambio de qué, pero cualquier negociación con los oportunistas del PVEM significa una vergüenza. Estamos hablando del peor partido que ha producido la democracia mexicana en su historia, y eso que hay mucha tela de dónde cortar. El hecho es que la alianza lopezobradorista se incrementó a 314 diputados, equivalentes al 62.8%, lo cual ya significaba una sobrerrepresentación de 17.4 puntos porcentuales a lo obtenido en las urnas.

Pero, por supuesto, la vergonzosa negociación con el PVEM no quedó ahí. Desde el principio de la legislatura, los once diputados que le quedaron al Verde han votado consistentemente con Morena-PT-PES. Cosa rara porque, supuestamente, los que sufragaron por el PVEM en julio estaban bajo la idea de que apoyaban al PRI y a su candidato presidencial, José Antonio Meade. La realidad es que, como siempre ocurre con este partido, se venden al mejor postor, en este caso a López Obrador y Morena. Así que, la negociación con el PVEM le significó a la alianza lopezobradorista alcanzar 325 de los 500 diputados: el 65%, equivalente a una sobrerrepresentación de 19.6 puntos porcentuales a lo que consiguieron en la votación válida.

Estaban ya a un pelito de conseguir la mayoría calificada de dos terceras partes para reformar la Constitución. Les faltaban nueve diputados. Oh sorpresa, esta semana, exactamente ese mismo número de legisladores del Partido de la Revolución Democrática (PRD) anunciaron su salida de ese grupo parlamentario para dizque convertirse en independientes. Sin embargo, ya en la práctica, en la primera votación para reformar la Constitución en el asunto de incrementar el número de delitos sujetos a prisión preventiva, estos diputados se unieron a la alianza Morena-PT-PES-PVEM.

Varios de estos diputados experredistas son unas verdaderas fichitas. Ricardo Gallardo, quien era nada menos que el coordinador de la bancada del PRD, fue de los que abandonó el barco. Se trata de un personaje que ya pisó la cárcel por presuntos vínculos con la delincuencia organizada. En el paquete de desertores también se encuentra el exdelegado de Coyoacán, Mauricio Toledo, cacique de esta alcaldía que, entre otras chuladas, le exigía un diezmo a sus empleados. Ni qué decir de Héctor Serrano, gran operador de Miguel Ángel Mancera el sexenio pasado, a quien se le ha señalado de desviar millones de pesos del erario con fines políticos en la Ciudad de México.

Estas finas personas se suman a otros impresentables, comenzando con todos los del PVEM, que ahora conforman la mayoría calificada que tiene el presidente López Obrador en la Cámara baja para reformar la Constitución. Un total de 334 diputados, el 66.8%, lo cual significa 21.4 puntos porcentuales más que el 45.4% de los votos que el lopezobradorismo consiguió el primero de julio en las urnas. Una sobrerrepresentación escandalosa que no refleja las intenciones auténticas del electorado. Sí: ganaron contundentemente, pero no como para tener los números para reformar la Constitución. En este sentido, estamos frente a una acción contraria a la verdad, es decir, un fraude.

                Twitter: @leozuckermann

 

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