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¿Ruptura de Elba Esther Gordillo con AMLO?

Leo Zuckermann

Leo Zuckermann

Juegos de poder

La Cuarta Transformación es como en el famoso programa televisivo del Túnel del Tiempo: regresan personajes que alguna vez tuvieron mucho poder, pero que lo habían perdido y desaparecido por buenas razones (Manuel Bartlett, Napoleón Gómez Urrutia, René Bejarano, Félix Salgado Macedonio). Destaca el retorno de la “maestra” Elba Esther Gordillo. She is back with vengeance. Ahora, extrañamente, se está desmarcando de quien la trajo de regreso: nada menos que el presidente López Obrador.

La alianza entre estos dos personajes comenzó a hacerse pública durante las elecciones de gobernador del Estado de México en 2017.

La “maestra”, quien seguía bajo proceso judicial en prisión domiciliaria, mandó a todo su grupo de operación política-electoral a apoyar a la entonces candidata de Morena, Delfina Gómez.

Luego, ya en la campaña presidencial de 2018, fue más que evidente la alianza del gordillismo con el lopezobradorismo.

A finales del sexenio de Peña, Elba Esther finalmente fue absuelta de los delitos que le imputaron. Libre, desde el día uno, prometió regresar a la política y recuperar el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), como si ella fuera su dueña y señora, que sí lo fue durante varios lustros.

Mientras tanto, su equipo cercano (yerno, nieto y adláteres de sus viejos tiempos de gloria sindical) se dio a la tarea de formar un nuevo partido político —Redes Sociales Progresistas— para apoyar la Cuarta Transformación de López Obrador.

Ahora resulta, sin embargo, que ya no son tan lopezobradoristas como querían serlo.

El fin de semana pasado, la “maestra” anunció, de nuevo, su intención de recuperar el liderazgo del SNTE, una vez que se apruebe la reforma laboral que le permitirá a los trabajadores sindicalizados elegir a sus dirigencias por medio de voto individual, libre y secreto. Y se fue, duro y directo, en contra de la reforma educativa de AMLO a la reforma de Peña. La tildó de “reformita”.

Oblicuamente alabó a los disidentes de la Coordinadora de Trabajadores de la Educación (CNTE) por ser los únicos que se están oponiendo a la iniciativa de AMLO.

Conminó al SNTE a también participar en la discusión “para que no nos vayan a dar la misma gata, pero revolcadita, en una reforma que tiene ineficacias e ineficiencias”.

“Aquí no hay ni morenitos ni güeritos ni tricolores. Ni maíz que nos alineamos, cuántos somos, que el peso específico se haga valer”, afirmó Elba Esther.

Remató: “No queremos ningún pleito con ningún gobierno. Cuarta, quinta o décima Transformación; mi respeto al señor Presidente, pero zapatero a sus zapatos. Respeto a la autonomía sindical”.

¿Estamos frente a una ruptura de Gordillo con AMLO?

Yo francamente tengo mis dudas. La “maestra” siempre supo que su poder dependía de llevar la fiesta en paz con el Presidente en funciones. Presionaba, amagaba y, según se dice, hasta lloraba, pero, al final, se alineaba. Hasta que se le subió el poder a la cabeza y, en un auténtico caso de hibris griega, se sintió más poderosa que el presidente Peña, a quien comenzó a fustigar y hasta insultar en público.

Grave error porque, una vez sentado en la silla presidencial, Peña la defenestró y encarceló.

Supongo que Elba Esther aprendió la lección. La soberbia no paga.

El Presidente de la República tiene más poder que cualquier líder sindical por más grande que sea el gremio.

¿Cuántas divisiones tiene la SNTE? Y ahora hay un Presidente más popular, más poderoso y más hábil que Peña. ¿De verdad quiere oponerse a AMLO?

No lo creo. Sería una especie de suicidio político. Luego entonces, aparece otra hipótesis. Que toda esta supuesta ruptura o separación está acordada con Palacio Nacional. Actuar así para que los agremiados piensen que existe una presunta autonomía sindical y regresar como una líder del magisterio con mucha legitimidad. Una vez controlados los hilos magisteriales, apoyar al gobierno de AMLO para que éste pueda sacar adelante su “reformita”. Convertirse, de nuevo, en el contrapeso que siempre ha sido el SNTE de los radicales de la CNTE.

En conclusión: o Elba Esther no entendió que la soberbia frente a los presidentes son una pésima idea o aquí hay un auténtico caso de gato encerrado de una líder que dizque está desmarcándose del gobierno cuando, en realidad, está más cerca que nunca del Presidente que la retornó en el túnel del tiempo.

                Twitter: @leozuckermann

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