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Otros ganadores y perdedores

Leo Zuckermann

Leo Zuckermann

Juegos de poder

Un proceso democrático de la envergadura del que se llevó a cabo el domingo pasado siempre deja otros ganadores y perdedores, más allá de los candidatos triunfantes o derrotados. A continuación, menciono algunos de ellos.

Comienzo con los ganadores. Ahí están las autoridades electorales, en particular el Instituto Nacional Electoral. Como siempre, hicieron un papel impecable en organizar las elecciones. Tomaron, desde luego, algunas decisiones absurdas, pero más por culpa de la ridícula legislación electoral que tenemos.

El triunfo de López Obrador finalmente las legitima frente a un segmento del electorado que nunca creyó en ellas, simple y sencillamente porque su candidato no había ganado en las dos últimas elecciones pasadas.

Cuestionadas y hasta vituperadas, las encuestas serias —científicas, con base en una muestra aleatoria y probabilística, levantadas en viviendas— demostraron que sí sirven para medir el humor y las preferencias del electorado. No son infalibles. Tienen errores muestrales y no muestrales. Pero, a final del día, no se ha inventado otro método confiable para evaluar a la opinión pública.

En esta ocasión, y hay que reconocerlo, gracias al gran margen de la victoria de AMLO, le pegaron con certeza al resultado. Ni qué decir de las encuestas de salida que fueron difundidas con gran responsabilidad por los medios de comunicación y que permitieron que los perdedores reconocieran rápidamente su derrota.

Muchas iniciativas ciudadanas independientes surgieron durante este proceso electoral.

Yo destacaría, en particular, a Verificado 2018. Varios medios nuevos y tradicionales se unieron para combatir el fenómeno tan pernicioso para la democracia de las fake news, las noticias falsas. En un par de clicks, los ciudadanos podíamos verificar si tal o cual cosa que circulaba por las redes o que habían dicho los candidatos eran ciertas o falsas. Una maravilla.

Ganadores resultaron, sin duda, los partidos chicos. Siguiendo el ejemplo histórico del Partido Verde, realizaron estupendas negociaciones con los que todavía eran partidos grandes para aliarse con ellos.

El resultado es que tendrán una sobrerrepresentación enorme en el Congreso. Ahí está el PT, que estuvo a punto de perder el registro en 2015, que lo salvó el PRI torciendo la ley y que terminó aliándose a López Obrador para acabar teniendo la tercera bancada en la Cámara de Diputados. Agréguese el PES, que muy probablemente perderá su registro como partido, pero tendrá 55 diputados y 7 senadores. Lo mismo el PRD y MC que le arrancaron varios legisladores al PAN para conformar el Frente que apoyó a Anaya.

Paso a los perdedores. Comienzo con los llamados “operadores de tierra”.

Una vez más se demostró que son un mito. Me refiero a la idea de que existen profesionales electorales que pueden conseguir miles de votos si los partidos les dan una fortuna de dinero. Penosamente, muchos se los dan.

A la vuelta de la esquina, incumplen con su compromiso: los supuestos votos nunca aparecen. Al parecer, estos “operadores” en realidad se roban el dinero. Luego, no hay manera de reclamárselos. Este mito está particularmente presente en el PRI. En esta ocasión, sus “generales de tierra” hicieron una operación de tal magnitud que Meade sólo ganó en el 3.4% de todas las casillas instaladas. Ya me imagino cuántos se forraron de lana.

Perdedores, sin duda, son las múltiples “encuestas patito”. Me refiero a las robopolls, las telefónicas, las de Facebook y las de Twitter. Sus patrocinadores trataron de vender la idea de que eran lo nuevo, que las de vivienda eran unos dinosaurios en proceso de extinción. Pamplinas. Sólo hicieron el ridículo.

También perdieron todos los candidatos independientes. No ganó uno solo. Sin embargo, Jaime Rodríguez consiguió el 5.1% de la votación nacional equivalente a dos millones 339 mil votos.

De acuerdo con las encuestas de salida, El Bronco tuvo un fuerte apoyo de los jóvenes. No ganó, pero sí resulta preocupante que un payaso cerril con estúpidas propuestas populistas de derecha haya obtenido tantos votos. Como ha sucedido en otros países, esto puede convertirse en un peligroso “huevo de la serpiente” para la democracia.

Termino con un último perdedor: el modelo de comunicación política. En este artículo sólo dejo constancia de su inutilidad e ineficacia prometiendo regresar a este tema en el futuro.

                Twitter: @leozuckermann

 

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