Logo de Excélsior                                                        

Michael Jackson, la seducción de un pedófilo

Leo Zuckermann

Leo Zuckermann

Juegos de poder

Antes de irme de vacaciones, quisiera recomendar un perturbador documental, Leaving Neverland, dirigido por Dan Reed y producido por HBO. Dura cuatro horas, dividido en dos partes, y trata sobre la historia de un par de niños seducidos y abusados sexualmente por la gran estrella del pop Michael Jackson, quien estaba en el cenit de su carrera artística.

No es una sorpresa, desde luego, escuchar sobre los alegatos de pedofilia de Jackson. Como es conocido, hubo un juicio en su contra por este delito en el que el jurado lo declaró inocente. Pero ésta es la primera vez que dos de sus víctimas, que no se habían atrevido a hablar, cuentan con detalles lo que ocurrió, en una entrevista larga frente a las cámaras. No sólo ellos, sino también sus familiares y, muy importante, sus madres.

Y digo sus madres porque es una parte toral del documental. Hasta cierto punto, no sorprende que Michael Jackson haya sido un pervertido. Sus actitudes lo delataban. Tampoco que niños inmaduros hayan caído en sus trampas. Lo que es absolutamente increíble es que los padres lo hayan permitido. ¿Cómo es posible que hayan accedido a que sus hijos se quedaran a dormir solos con un adulto desconocido por más que fuera una súper estrella? ¿Cómo les dieron permiso para que pasaran largas temporadas en Neverland, la mansión de Jackson, sin su supervisión? ¿Acaso no tienen ellos la culpa de que Jackson hubiese seducido y abusado sexualmente de sus hijos?

He aquí el testimonio de Wade Robson y James Safechuck. Ambos confiesan haberse enamorado de Jackson cuando tenían siete y diez años, respectivamente. El primero, un niño australiano que, a los cinco años de edad, ganó un concurso de imitación de Jackson, cuyo premio consistía en conocerlo personalmente. Prodigioso bailarín, llamó la atención de su ídolo, quien lo invitó a Neverland. Ahí jugaron y vieron películas juntos. Un sueño inocente. Luego vino el abuso sexual que fue interpretado por el niño como algo normal de dos personas enamoradas. La descripción de los actos sexuales es una de las partes más dramáticas del documental. Hay que tener nervios de acero para aguantarlo.

Lo mismo con Safechuck. ¿Recuerda usted el famoso comercial de Pepsi donde un niño está en el camerino de Jackson y, de repente, éste llega y el infante se maravilla por conocer a su ídolo? Pues ese niño adorable es el que también enamoró y embaucó la estrella del pop. A los diez años, abusó sexualmente de él. Lo llenó de todo tipo de regalos y mimos. Como Robson, se enamoró.

¿Y dónde estaban los padres mientras esto sucedía? Los papás, como suele ser el caso, ausentes. Las mamás, en cambio, deslumbradas por la fama y el poder de Jackson. Ellas también sucumbieron a la seducción de una celebridad. Al punto de que las convencía de que dejaran dormir a sus hijos en su recámara. Mientras Jackson abusaba sexualmente de Robson, la madre se encontraba en el cuarto de junto.

¿Estarán Robson y Safechuck diciendo la verdad? Ambos están demandando compensaciones económicas a los herederos de la gran fortuna de Jackson por lo ocurrido. Sus historias salieron a la luz pública después de que la estrella muriera en 2009. Esto, sin duda, les resta credibilidad a sus historias. En lo personal, sin embargo, me quedo con la impresión de que están diciendo la verdad por la manera en cómo cuentan sus memorias. En particular, el trabajo que les costó aceptar que Jackson había abusado de ellos, incluso cuando en instancias judiciales ambos habían testificado que el cantante nunca los había tocado.

Michael Jackson, gran ídolo de la década de los ochenta y noventa, era un hombre enfermo que no sólo sedujo y abusó de estos dos niños. El documental menciona otros tantos. Cada cierto periodo de tiempo, Jackson se aburría de sus víctimas y comenzaba un nuevo proceso con otro menor. Robson y Safechuck, de hecho, cuentan cómo les rompió el corazón enterarse que ya había sido reemplazados como los favoritos.

Leaving Neverland nos enfrenta al terrible y doloroso tema del abuso sexual de niños. A la candidez de las víctimas. Al sufrimiento de irlo, poco a poco, entendiendo. Al suplicio de cargar con un enorme secreto. A la vergüenza de que salga a la luz pública la verdad. Al injusto sentimiento de culpa. Maldito sea Michael Jackson, enorme artista que nos hizo tan felices con su música, por su abominable pedofilia.

VACACIONES

Este columnista tomará un par de semanas de vacaciones por lo que Juegos de Poder se publicará de nuevo el martes 30 de abril.

 

Comparte en Redes Sociales