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El caso Cassez-Vallarta sigue dando de qué hablar

Leo Zuckermann

Leo Zuckermann

Juegos de poder

Casi diez años después de la liberación de Florence Cassez, el caso de la presunta banda de secuestradores de Los Zodiacos, liderada por Israel Vallarta, sigue dando de qué hablar. Ahora, con base en el extraordinario libro Una novela criminal de Jorge Volpi, ha aparecido una serie documental en Netflix. Recomiendo verla.

Ahí salen varios de los involucrados en un asunto que se convirtió en una disputa diplomática entre México y Francia. La propia Florence, desde su hogar en Dunkerque, habla extensamente. Participan los presidentes Calderón y Sarkozy, miembros de la familia Vallarta, los ministros Sánchez Cordero Zaldívar y autores de textos sobre un caso que conmovió a la opinión pública.

Destacan la aparición de dos personajes.

En primer lugar, de mi colega Carlos Loret de Mola. Supongo que no fue fácil para él aceptar la invitación de salir en la serie. No tenía mucho que ganar y sí mucho que perder. Sin embargo, dio la cara para contar su versión de los hechos. Ahí, frente a las cámaras, reconoce que se equivocó, que fue uno de los peores días de su vida y ofrece una disculpa. Por cierto, ya la había pedido años antes en su noticiero. Es de humanos errar, de valientes reconocerlo y de humildes ofrecer perdón. Chapó para Carlos.

En segundo lugar, habla un personaje que, desde el libro de Volpi, juega un papel sospechoso en la historia. Me refiero a Eduardo Margolis, empresario de dudosa moralidad, quien hizo negocios con el hermano de Florence que vivía en México. Margolis se presenta como miembro de la comunidad judía que, en aquellos años de comienzos del siglo, sufría muchos secuestros, y con presuntos vínculos con Genaro García Luna Luis Cárdenas Palomino para resolver algunos de estos plagios. Sus intervenciones no tienen desperdicio. Pintan de cuerpo entero a un tipo que navega por los bajos mundos.

A lo largo de la serie, los espectadores seguimos haciéndonos la misma pregunta de tantos años: ¿eran o no inocentes Cassez y su novio Vallarta de los famosos secuestros de las víctimas que se “rescataron” en el rancho Las Chinitas y que, a la postre, resultó ser un montaje para la televisión?

Yo, honestamente, sigo sin saberlo. Como lo escribió con gran tino Héctor de Mauleón después de leer el inmenso expediente judicial, la verdad es la que está secuestrada en este caso.

Después de haber sido condenada a 60 años de cárcel, Cassez hoy está libre gracias a una jugada brillante de su abogado, Agustín Acosta, quien elevó el caso a la Suprema Corte, argumentando que las autoridades no respetaron sus derechos constitucionales, en particular el debido proceso.

En marzo de 2012, el posible amparo de Cassez se debatió en la Primera Sala de la Corte. El ministro Zaldívar presentó la ponencia proponiendo su liberación. La policía había echado a perder las pruebas que tenía en su contra al no haberla puesto a disposición de un Ministerio Público inmediatamente y notificar al Consulado de Francia. Además, había armado un montaje mediático en su contra. La violación de los derechos constitucionales de Cassez corrompía las pruebas y, como éstas tenían que desecharse, no se podía establecer su culpabilidad.

La ministra Sánchez Cordero estuvo a favor de la liberación. Pero, como la propuesta no alcanzó los tres votos para otorgar un amparo, el asunto fue turnado a la misma ministra para elaborar un nuevo proyecto. Lo presentó en enero de 2013. Proponía un “amparo para efectos”, es decir, desechar las pruebas corruptas y regresar el caso al juez para dictar una nueva sentencia ya sin ellas. El ministro Cossío estuvo de acuerdo, pero sólo si se desechaban algunas pruebas.

El ministro Pardo votó en contra de cualquier tipo de amparo. Zaldívar sostuvo su postura de marzo: debía darse un amparo liso y llano para liberar a Cassez. Vino entonces la sorpresa. Un nuevo ministro, Gutiérrez Ortiz Mena, apoyó a Zaldívar. Había dos votos a favor de un amparo directo. Sánchez desechó su propio proyecto y regresó a su postura original de marzo: liberar a Cassez. Tres votos a favor de que se habían violado sus derechos constitucionales.

Cassez fue liberada esa noche. ¿Esto quiere decir que es inocente? Sí para la ley mexicana porque las pruebas con las que la inculparon se desecharon al estar contaminadas. ¿Es realmente inocente? No lo sé.

Por su parte, Vallarta lleva 17 años en la cárcel y no se le ha dictado sentencia. No lo entiendo. ¿Por qué la francesa salió libre y el mexicano no? ¿Acaso no eran las mismas pruebas de uno y otro las que quedaron contaminadas? En la serie, De Mauleón ofrece una respuesta: “Lo que pasa es que Vallarta no tuvo un Sarkozy que la defendiera”.

               
 

           Twitter: @leozuckermann

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