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Claudia en campaña

Leo Zuckermann

Leo Zuckermann

Juegos de poder

La imagen del 29 de septiembre no deja duda alguna: Claudia Sheinbaum es la favorita de López Obrador para convertirse en la candidata presidencial de Morena y próxima presidenta de México. El Presidente levanta el brazo de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México y, con su otra mano, la señala en un claro gesto de “es ella”.

Sheinbaum ya está en campaña. Visita con frecuencia otros estados, a pesar que su encargo público es en la capital. Se está dando a conocer porque, según una encuesta de vivienda de Reforma, levantada en agosto de este año, 40% de la población nacional no reconoce su nombre. Es menos conocida que el otro posible candidato presidencial de Morena, el canciller Marcelo Ebrard, a quien desconoce 28% de los mexicanos.

Esta semana comenzó con la publicación de una entrevista que le hizo Héctor Zamarrón en Milenio. Sheinbaum no se sale del guion. Quiere ser la más lopezobradorista del lopezobradorismo. La heredera indiscutible de AMLO. Utiliza los mismos conceptos que el Presidente y hasta el mismo lenguaje:

“Hemos eliminado la corrupción arriba, pero todavía falta trabajar para que podamos eliminarla completamente. Los grandes ahorros, el aportar recursos a programas que antes no existían no lo podíamos haber hecho, si no es por el combate a la corrupción que existía en el gobierno anterior.”

“No tengo guaruras, uso un automóvil austero, cuando puedo, voy en bicicleta, camino por la calle; soy muy territorial, busco estar en los distintos lugares de la ciudad y eso es una diferencia importante en formas de gobierno.”

“Ellos [la oposición] creen en un modelo económico, uno que fracasó no solamente en México, sino en el mundo. Nosotros estamos apostando al futuro y tenemos una visión en donde creemos en una economía moral, donde el dinero no lo es todo, lo más importante es la solidaridad y el apoyo a los demás.”

Claudia, sin embargo, no tiene el carisma de AMLO. Además, le fue muy mal en la pasada elección intermedia en la Ciudad de México. Morena perdió nueve de las 16 alcaldías capitalinas, incluyendo Tlalpan donde Sheinbaum fue alcaldesa antes de pasar a la jefatura de Gobierno.

Sola, no la tiene nada fácil para convertirse en presidenta. Ayer salió una encuesta telefónica de El Financiero en la Ciudad de México. Por un lado, está bien evaluada su gestión. El 58% aprueba la forma en que está haciendo su trabajo como jefa de Gobierno. Pero, por otro lado, y éste es el dato que salta, cuando se pregunta: “Si en 2024, Claudia Sheinbaum fuera candidata de Morena a presidente de la República, ¿usted votaría por ella?”. 37% responde que “sí”; pero 55%, que “no”.

No se explica en la encuesta las razones de este número. A lo mejor tiene que ver con la realineación política que está viviendo la Ciudad de México que vimos en las pasadas elecciones de junio. La mayoría del electorado está abandonando a la izquierda que ha gobernado, bajo el PRD y Morena, desde 1997 a la capital. No ayudan, tampoco, los ataques regulares del presidente López Obrador en contra de las clases medias, al ser la CDMX una urbe predominantemente de este estrato social.

El hecho es que, de celebrarse hoy las elecciones presidenciales, Sheinbaum no ganaría en el lugar que gobierna. No es una buena tarjeta de presentación en otros estados. Se trata del típico caso de que “nadie es profeta en su tierra”.

Para beneficio de ella, todavía falta mucho para la elección de 2024. Puede ir probando estrategias y corrigiéndolas. Además, no está sola. Cuenta con un gran apoyo. Nada menos que del presidente López Obrador, quien parece empeñado en heredarle la silla presidencial. Y ya sabemos que, cuando AMLO se propone algo, no ceja hasta lograrlo.

Sin embargo, al haberla lanzado tan temprano, López Obrador la convirtió en el principal blanco de ataques tanto de fuego “amigo” como de opositores. Cualquier error que cometa, será naturalmente magnificado. Tendrá que cuidarse mucho y en todo momento.

Hoy es la favorita de AMLO pero, desde el sexenio de Miguel de la Madrid, los favoritos de los presidentes no se han sentado en la silla presidencial. Salinas quería a Colosio pero acabó siendo Zedillo. Éste favoreció a Labastida, sin embargo ganó Fox. El guanajuatense se inclinó por Creel mas Calderón se quedó con la candidatura del PAN y la Presidencia. Felipe apuntó con su dedo hacia Cordero y ni pudo hacerlo candidato panista, ganó el priista Peña la elección presidencial. Y Peña quería a Meade pero López Obrador triunfó.

¿Se romperá la mala racha de los presidentes con Claudia Sheinbaum?

 

Twitter: @leozuckermann

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