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¡Basta ya de la violencia en la Ciudad de México!

Leo Zuckermann

Leo Zuckermann

Juegos de poder

A finales de marzo, en FOROtv le dedicamos un programa entero a analizar la creciente violencia en la Ciudad de México. Julio Patán y yo invitamos a Sandra Romandía, una de las tres autoras del libro Narco CDMX: el monstruo que nadie quiere ver, y al escritor y periodista Héctor de Mauleón, uno de los expertos más granados sobre criminalidad en México. Salí de la grabación con una mezcla de depresión y preocupación (aquí se puede ver el programa entero: https://noticieros.televisa.com/videos/es-la-hora-de-opinar-programa-del...). No me gustó nada lo que escuché. En una nuez: la maldita violencia, que a lo largo de estos años ha azotado a regiones enteras del país, estaba ya instalada, con fuerza, en la mismísima capital, es decir, en mi ciudad.

Los humanos somos seres propensos a negar la realidad como un tonto mecanismo de defensa. Optamos por la sordera para sentirnos protegidos. Pero la realidad es implacable y, al final, se impone.

A lo largo de varios años, Héctor de Mauleón, en sus columnas de El Universal, ha dado cuenta de cómo el crimen organizado se ha metido hasta la cocina en la CDMX, no sólo para vender droga —que quizá es lo de menos—, sino también para secuestrar, extorsionar y asesinar. Un horror que cómodamente habíamos soslayado. Ya no más. Es hora de asumir que la capital atraviesa por una situación crítica, que llegó el momento de presionar al nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum para que revierta la tendencia y produzca mejores resultados en materia de seguridad.

La CDMX dejó de ser el oasis que algún día fue en materia de violencia asociada con la delincuencia organizada. Hoy estamos en el mismo desierto de otras regiones azotadas por el crimen.

Es precisamente el argumento del libro de Romandía y sus coautores, David Fuentes y Antonio Nieto. “La Ciudad de México lleva años sumergida en esa espiral de salvajismo creciente”, escribe De Mauleón en el prólogo Narco CDMX: el monstruo que nadie quiere ver. Las calles de la capital han dejado de ser de la gente para pertenecer, ahora, a grupos criminales. El periodista recuerda dos ejemplos escalofriantes: la aparición de dos cadáveres cortados en decenas de pedazos en el Puente de Nonoalco y el asesinato de once personas en un cantina de la Plaza de Garibaldi por parte de sicarios disfrazados de mariachis. De Mauleón glosa algunas de las revelaciones del libro. La interacción de los cárteles nacionales (Sinaloa, Juárez y Tijuana) con los locales (La Unión Tepito, la Fuerza Anti-Unión, el Cártel de Tláhuac) y del Estado de México (La Mano con Ojos) en la apetitosa capital.

Digo apetitosa no sólo por la cantidad de drogas que se puede vender en una de las regiones más prósperas del país, sino también por la gran cantidad de actividades ilegales que cotidianamente le reditúan millones de pesos al crimen organizado: el ambulantaje, la prostitución, la invasión de predios y el cobro del derecho de piso. Y, claro, del otro lado la omisión o colusión de las autoridades quienes, por años —en particular durante el sexenio pasado encabezado por Miguel Ángel Mancera—, se empeñaron en minimizar, incluso ocultar, el problema.

De Mauleón, sin embargo, siempre ha sido incisivo para narrar la violenta realidad de la CDMX. El asunto tuvo consecuencias personales. A propósito de la revelación de un predio invadido en la colonia Condesa donde se vendían drogas, el crimen organizado lo amenazó de muerte. Tuvo que recurrir al mecanismo de protección de periodistas que ofrece el Estado. Le pusieron escoltas, una monserga para la vida personal de cualquier individuo.

Ayer, mientras comía en un restaurante, tres individuos intentaron robar su vehículo. Su chofer, un exmilitar que también funge como escolta, repelió la agresión con su arma de fuego. Uno de los presuntos delincuentes falleció. Según De Mauleón, no fue un atentado en su contra. “Desafortunadamente nos tocó ser parte de esto”, dijo el escritor en referencia a la creciente ola de asaltos en algunas calles de la exclusiva colonia Condesa.  “Lo cual nos habla de cómo se encuentra la ciudad”, remató el periodista.

Otra historia más de la creciente delincuencia en la capital. Otra historia que nos obliga a abrir los ojos y las orejas. No están bien las cosas en la CDMX en materia de seguridad. Mancera y Amieva le entregaron una pésima situación a Sheinbaum. La nueva jefa de Gobierno tiene que revertir la tendencia y atacar, de frente, a ese monstruo que nadie quiere ver, pero que cada día pisa más fuerte.

                Twitter: @leozuckermann

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