Nuevas alianzas, nuevos comienzos

La verdad es que los tres grandes partidos que han gobernado el país, —empezando por el PAN, cuyo gobierno por primera vez pidió a las Fuerzas Armadas participar en tareas de seguridad pública—, han hecho lo mismo en este campo, pero ante los malos resultados que esta estrategia ha arrojado, en la elección intermedia de 2021, el PAN, el PRI y el PRD, establecieron en la plataforma legislativa de su coalición que impulsarían el modelo de policías civiles a cargo de la seguridad pública, esto, y la defensa del INE, fueron dos de sus propuestas centrales por las que la ciudadanía que votó por las y los candidatos aliancistas a la Cámara de Diputados, apostó.

Lo demás, es historia: muchos presumen que el que una diputada del PRI soltara la bomba proponiendo, una ampliación del plazo del 2024 al 2028 para que las Fuerzas Armadas participen en tareas de seguridad, fue la moneda de cambio para detener el proceso de desafuero de Alejandro Moreno: carambola perfecta.

La aprobación de esta iniciativa primero en la Cámara de Diputados, y la semana pasada en el Senado de la República, terminó con la alianza política–electoral opositora a Morena y rompió con el dique legislativo que garantizaba el rechazo de reformas constitucionales propuestas por el Presidente de la República y sus aliados en el Congreso.

Hay una enorme decepción en las filas panistas y perredistas por lo sucedido, y voces crecientes que en su momento expresaron reservas o franca oposición a la alianza con el PRI —un adversario histórico del PAN—, hoy pueden reclamar razón, lo cual supone un dilema para las dirigencias nacionales del PAN y PRD frente a los procesos electorales que vienen.

Jesús Zambrano y Santiago Creel han planteado claramente el reto de reconstruir —si es que es posible—, una alianza con actores del PRI más allá de su dirigencia nacional, sobre todo, desde lo local en Coahuila y el Estado de México, mientras que hay quienes también llaman a construir con Movimiento Ciudadano.

En todo caso, hay lecciones de todo este proceso que vale la pena consignar: en primer lugar, hay que saber elegir a los aliados, ya que por más conveniente que parezca una alianza, si ésta tiene flancos débiles, será vulnerable.

Otra consideración es que —más allá de estar de acuerdo o no con la militarización—, saber escuchar, dialogar, construir, acordar y dar salidas puede convertir a los adversarios en aliados, de eso se trata la política, y Ricardo Monreal lo supo hacer para construir la mayoría que necesitaba para pasar la reforma constitucional.

La tercera idea por recordar es que en política la historia se escribe diario, y cada día puede ser un nuevo comienzo. El propio coordinador del GPPAN en el Senado, Julen Rementería ha dicho que el bloque de contención se puede mantener, y ojalá que así sea porque vienen nuevas batallas como la de la reforma electoral.

Y, la última y más importante es que más allá de este episodio, los actores políticos, que verdaderamente consideran que el país necesita un cambio de rumbo, deben construir una alternativa política viable que represente a los millones de ciudadanos que comparten esa misma idea.

El futuro será de quien mejor sepa comprender y representar mejor a la mayoría, y justo ahora, nadie puede bajar los brazos.

Expresidenta de la Cámara de Diputados.