Un año y lo que falta
Las protestas se incrementan y la sociedad estadunidense reclama horizontalidad.
Hace un año, el mundo entero no dejaba de admirarse por el arrollador triunfo de Donald Trump con una campaña en la que prometía “recuperar la grandeza de América”. Un año después, el mundo, y el interior de Estados Unidos, es muy distinto entre caos, polarización y un reflejo imperial.
De acuerdo con una encuesta de CNN, la aprobación del presidente Trump ronda 37%, el nivel más bajo de sus dos periodos (y apenas es el principio). El desencanto es evidente y la mayoría de los votantes desaprueba su gestión. Que sólo un tercio de la ciudadanía apruebe su gestión implica un país dividido, desgastado y exhausto. Y es que –hasta para sus seguidores– el show de Trump es ir de incendio en incendio y cada día hay una provocación nueva.
La narrativa al exterior también es agotadora, todo el tiempo anunciando fuerza y refleja impotencia. Gaza continúa siendo el más crudo fracaso moral de nuestra era, mientras que Estados Unidos continúa con un respaldo vergonzoso al gobierno israelí. Rusia sigue avanzando frente a Ucrania y Europa trata de resistir y reconfigurarse.
Al interior del país resuena el lema que atraviesa fronteras: No Kings. No reyes, no salvadores, no dioses, nadie fuera de la ley. Una consigna que creció frente al autoritarismo. Mientras más promete Trump devolver el orden al país, las protestas se incrementan y la sociedad estadunidense reclama horizontalidad.
UNA LUZ
De acuerdo con la misma encuesta de CNN, los demócratas se están levantando del fango donde los dejó Kamala
Harris. A un año de las elecciones de medio término, tienen cinco puntos de ventaja y el pulso demócrata se vuelve a sentir en las calles, los campus y los sindicatos.
Hace un año no se contaba con algún liderazgo interesante de lado de los demócratas, más allá de Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez. Hoy, se perfila el gobernador de California y, al final, lo que resultaba inminente en Nueva York se cumplió, el triunfo del progresista Zohran Mamdani, en una jornada electoral histórica, con la mayor participación ciudadana en dos décadas, una clara señal política desde las grandes urbes.
CRÓNICA DE UN SUEÑO ROTO
Trump fantaseó en que su primer año sería el renacimiento de su poder. En contraste, la economía no repunta, los precios suben, China y Rusia siguen sin subordinarse a sus pretensiones, no ha pacificado ninguna región, los aliados miran a Estados Unidos con desconfianza y América Latina y Europa buscan distanciarse. Más allá de legitimidad, parecería una crisis de fe a la que no le bastan discursos moralistas ni conflictos ni sanciones.
El golpe de timón tendría que ser que Donald Trump se conecte con el momento actual y deje de soñar con el Estados Unidos del pasado antes de hacerle perder su hegemonía.
