¿Qué carajo celebran?
La violencia, tortura y la pobreza extrema son condiciones que persisten entre los niños de México, así como del resto del mundo
Muy bonita toda la cursilería en torno a la celebración del Día del Niño y buena excusa para plagar las redes sociales con fotografías egocéntricas de su yo de niño, pero, ¿qué hay que celebrar? ¡Nada!
Las condiciones de la niñez no mejoran, al contrario. Cada día son más millones de niños los que viven en condiciones de hacinamiento, pobreza, migración y violencia; más menores que no tienen acceso a educación o que mueren por enfermedades prevenibles.
De acuerdo con Unicef, en México, 52% de los menores de cinco años viven en pobreza y no tienen acceso a las necesidades básicas como alimentos, atención médica, educación, vivienda digna. Esto significa que uno de cada dos niños vive en la pobreza, un universo de casi 20 millones de menores de edad. Pero si hablamos de los niños mexicanos de población indígena la cifra de pobreza sube a 90 por ciento.
A nivel mundial, uno de cada seis niños vive en pobreza extrema; esto se traduce en más 340 millones de niños. Cada año mueren, por lo menos, 5.3 millones de niños menores de cinco años por enfermedades prevenibles y curables.
Más de 350 mil niños realizan labores domésticas en condiciones de servidumbre en lugar de acudir a la escuela.
De acuerdo con Save the Children, en 2022, los asesinatos contra niños se incrementaron 83 por ciento. En 2021, cada día siete niños o adolescentes fueron asesinados y 37 sufrieron algún tipo de violencia física.
Y si queremos hablar de violencia, las cifras son vergonzosas: uno de cada dos niños recibe castigos físicos o agresiones psicológicas por parte de sus cuidadores, 1% de las niñas está casada, una de cada 17 niñas tendrá hijos siendo menor de edad.
México ocupa el primer lugar de los países pertenecientes a la OCDE, de acuerdo con el organismo, en abuso sexual a menores, pornografía infantil, violencia física y homicidios contra niños.
Ni hablar de la trata de personas, violencia sexual, escolar y otras que afectan directamente a la niñez, violencias que marcan para siempre y, de no ser atendidas, generarán más violencia.
La niñez enfrenta violencia en todo el mundo, por ejemplo, en Estados Unidos, seis mil niños fueron heridos con armas de fuego tan sólo en 2022.
Son generaciones enteras de niños que no saldrán del círculo de pobreza y marginación y que, tristemente, seguro seguirán repitiendo por muchos años
La pobreza tiene muchas aristas, una de ellas es el trabajo infantil, el cual afecta de manera directa a más de tres millones de niños y adolescentes, más de la mitad en actividades prohibidas por la ley.
Pero, ¿qué podemos esperar de un país que romantiza el trabajo infantil?, ¿un país que justifica esta práctica como un simulador de las responsabilidades de la vida adulta? ¡Lamentable!
La organización Save the Children ha denunciado en muchas ocasiones el trabajo infantil agrícola y, a pesar de que ha habido avances con los grandes productores, la realidad es que niños desde los cuatro años de edad trabajan en la agricultura.
Mientras nuestros legisladores estén más preocupados por una drag queen que cuenta cuentos a niños que por resolver los problemas estructurales que afectan tan directamente, como la violencia, estaremos a años luz de ofrecer el país que cada niño merece.
Sin duda, es urgente que el Estado garantice los derechos de los niños y que la legislación existente se aplique y no sea letra muerta (como siempre). Aunque también es importante lo que hacemos todos desde nuestros microcosmos para mejorar las condiciones de la infancia mexicana.
POST SCRIPTUM
Qué tontería la discusión en torno a si hay que llamar el 30 de abril el “Día del Niño y la Niña” o sólo “Día del Niño”, cuando tenemos tantas asignaturas pendientes que se traducen en sufrimiento y muerte infantil.
