Puritito despecho

Resultan cómicos ciertos análisis que sugieren que, con el triunfo de Javier Milei, en Argentina, se avecina una ola de extrema derecha y conservadurismo en el mundo. Otros, más catastróficos, indican que Argentina va rumbo al precipicio. ¿Dónde suponen que está ...

Resultan cómicos ciertos análisis que sugieren que, con el triunfo de Javier Milei, en Argentina, se avecina una ola de extrema derecha y conservadurismo en el mundo. Otros, más catastróficos, indican que Argentina va rumbo al precipicio. ¿Dónde suponen que está ahora con el 140% de inflación? ¿En el Edén? Un país con 18 millones de habitantes y con más del 40% de la población en condiciones de pobreza, ¿esperaban que votarán por los mismos estafadores?

Nadie votó por las excentricidades de Javier Milei ni por su ideología, votaron desde la tripa, desde la decepción, desde la furia por el engaño de políticos que le venden el paraíso al electorado y los dejan peor. Y sí, sí votaron por lo políticamente incorrecto, por las ganas de un político que no le tiemble la mano para decir improperios (como Donald Trump). Votaron desde el hastío por líderes tibios con miedo a nombrar las cosas por su nombre, como el pusilánime de Alberto Fernández o Joe Biden (recordemos que hasta Dios vomitará a los tibios).

¿Pero quién es este miniTrump? Es un economista libertario, personalidad de los medios de comunicación y entrenador de sexo tántrico. Un personaje que no se sonroja al decir que le gustan los tríos en el sexo y que tiene una médium para hablar con su perro muerto, al que considera el amor de su vida. Con nula experiencia política, logró aglutinar a millones con discursos antisistema y teorías de la conspiración. Sí, como Trump.

Sus propuestas políticas son tan polémicas como improbables. Prohibir el aborto, cerrar el banco central, dolarizar su economía, adelgazar el Estado y privatizar las empresas estatales, recortar el gasto público y reducir los impuestos, permitir la portación de armas, aliarse con quienes combaten el socialismo, hacer un club de amigos con Estados Unidos e Israel, desdeñar el cambio climático y otras extravagancias.

Así como Donald Trump, Javier Milei se convirtió en un rockstar gracias a sus impresentables declaraciones, como asegurar que “los pobres deberían ser libres de poder vender sus órganos” o que el papa Francisco es “un comunista de mierda”. Mientras los analistas y políticos convencionales se horrorizan frente a este contenido de discurso, los publicistas aplauden de pie… y ahí están los resultados. No importa si creen o no en su retórica, lo que le importa a la ciudadanía es que se atreve a decirlo por todo lo alto. Resulta interesante que, en un mundo que intenta meter con calzador el lenguaje incluyente, los discursos políticamente incorrectos seducen a millones. ¿Catarsis?

Mandatarios como Donald Trump, Javier Milei o Jair Bolsonaro sólo logran colarse donde los mesías, con sus buenos deseos, no cumplen sus promesas de prosperidad y defraudan a su pueblo. Para quienes acuñan escenarios catastróficos para Argentina: calma. Javier Milei sólo será un presidente más en un sistema republicano, no un emperador.

POST SCRiPTUM

Muy mal. No es congruente hablar de neutralidad diplomática y el respeto a la autodeterminación de los pueblos y decir que los argentinos se metieron “un autogol”. Todo mal ahí.

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