¿Política exterior híbrida?
Históricamente, la política exterior es pragmática con Estados Unidos como su máximo exponente o de principios sirvan Suiza o Costa Rica y su neutralidad diplomática a modo de ejemplo. En el caso mexicano, el siglo XX estuvo marcado por una clara política exterior ...
Históricamente, la política exterior es pragmática (con Estados Unidos como su máximo exponente) o de principios (sirvan Suiza o Costa Rica y su neutralidad diplomática a modo de ejemplo). En el caso mexicano, el siglo XX estuvo marcado por una clara política exterior de principios enarbolada por la Doctrina Estrada, que terminó con las vergüenzas diplomáticas de Vicente Fox y su entonces canciller, Jorge Castañeda, contra Cuba y Fidel Castro.
En la 4T no queda claro qué se practica, en la voz de nuestros representantes se escucha como un mantra que México no interviene en la política de ningún país. En la práctica, es claro que se estira y se tuerce la Doctrina Estrada a comodidad del caso. ¿Somos o no somos? ¿Por qué lo que se dice en palabras no se sostiene con los hechos?
Está por demás mencionar el asilo político a Evo Morales, el espaldarazo al régimen cubano o al venezolano. Eso ya está más que analizado. Ahora, el presidente López Obrador se pasea por Honduras “avalando” la reforma eléctrica de la presidenta Xiomara Castro. Declaraciones que suceden justo tras el fracaso de la propuesta de reforma eléctrica mexicana.
El punto de interés no es si la reforma eléctrica de los hondureños es justa o no, no es ése nuestro tema de interés. El meollo es la congruencia de un Presidente que dice no intervenir en asuntos internos, pero que considera tener la “calidad moral” para avalar o no temas de otras naciones.
¿Y SI FUERA TRUMP?
Las declaraciones en Honduras no pasan de ser una declaración irrelevante en una gira sin importancia alguna.
Durante la visita en Guatemala, el presidente López Obrador criticó a Estados Unidos por retrasar la ayuda financiera para frenar la migración y estimular el desarrollo de Centroamérica y priorizar el apoyo económico a Ucrania por la guerra con Rusia.
No nos confundamos, nadie pone en entredicho que es urgente y necesario atender la problemática de la migración. Es una responsabilidad humanitaria en la que Estados Unidos tendría que asumir responsabilidades y los Estados expulsores crear condiciones para reducir el flujo. Ese tema no está a debate.
El problema es que el presidente López Obrador se asume como el portavoz para el desarrollo de Centroamérica (sí, con una visión humanitaria y progresista) y hace críticas contra Estados Unidos, al mismo tiempo que presume no intervenir en asuntos internos de otras naciones. La partida presupuestaria de la Unión Americana ¿es o no un tema interno de Estados Unidos? ¿México tiene “derecho” a opinar de ello? ¿Nos atreveríamos a hacer esas “observaciones” si Donald Trump fuera el presidente?
El riesgo estriba en perder credibilidad y convertirse en el país parlanchín. Ése que “como dice una cosa, dice otra”. Sería un buen momento para dejar de mencionar con romanticismo (caracterizado por subjetivo y sentimental) la Doctrina Estrada y forjar una política exterior ad hoc a la actualidad.
POST SCRIPTUM
Sirva el 10 de mayo para exigir acciones inmediatas en materia legislativa y judicial para que los deudores paguen la pensión alimenticia que corresponde a sus hijos. Otro pendiente hacia la equidad de género.
