No al radicalismo ingenuo
Parecería que de pronto la atención pública está sujeta a demasiados estímulos simultáneos, lo que genera, entre otras cosas, un déficit de atención que no permite distinguir entre aquello que es una tendencia pasajera de algún hecho que, efectivamente, cambiará ...
Parecería que de pronto la atención pública está sujeta a demasiados estímulos simultáneos, lo que genera, entre otras cosas, un déficit de atención que no permite distinguir entre aquello que es una tendencia pasajera de algún hecho que, efectivamente, cambiará la concepción que tenemos sobre nosotros y nuestro entorno.
Tomemos como punto de referencia la opinión pública mexicana en redes sociales. Pasaron de las “eruditas” disquisiciones sobre el conflicto palestino, que incluían innumerables barbaridades, lugares comunes y diatribas propias del cliché que tienen algunos sobre los concursos de belleza a, de pronto, verse atrapadas en el tráfago de versiones y contraversiones sobre el impacto del huracán Otis.
Brincaron de la discusión sobre los fideicomisos del Poder Judicial a las breves peripecias de Checo Pérez en la Fórmula 1; en esta rápida mutación no desaparece la vehemencia producto de la desinformación.
Ante un gobierno determinado a minimizar por la vía de la promesa fácil y el uso indiscriminado de las redes sociales de apoyo a la administración; en el otro lado aparecieron muchos sujetos ingenuos dispuestos a creer cualquier cosa que alguien posteara y que fuera parecida a los conceptos preconcebidos de la realidad y de las acciones u omisiones del gobierno.
Se dieron por buenos videos de otros lugares, otros momentos. Se le dio fe periodística a audios sin tener los mínimos rudimentos que debe cumplir cualquier dato para ser considerado como mínimamente periodístico.
¿Estas reacciones surgen o provocan la reacción del gobierno en las propias redes sociales? Es inútil entrar en una discusión de este tipo, puesto que parecería que estaríamos debatiendo qué fue primero entre el huevo y la gallina.
Ambas posiciones se alimentan del radicalismo en el que, desgraciadamente, está entrando la humanidad y que se vuelve particularmente notorio en las redes sociales. Hoy vivimos en una sociedad en la que es muy difícil, casi imposible, encontrar matices.
El huracán Otis reveló mucho del grave momento que vive el país. La caja de resonancia que hoy tenemos permite ver con mayor crueldad la situación en la que nos encontramos: en un lado está la rapiña desde el primer momento, vandalismo y resentimiento acumulado durante años. No se trataba de personas intentando resolver necesidades básicas, sino, en su mayoría, gente aprovechando la oportunidad de hacerse de bienes de otros.
Un gobierno local que justificó estas acciones usando palabras que seguramente no domina Abelina Hernández, puesto que dijo que eran “actos de cohesión social”. En el otro, brigadas de personas que, espontáneamente, se han organizado para tratar de ayudar en algo a paliar la situación.
Como en 1985, un gobierno rebasado por la necesidad, superado por el tamaño de la tragedia. Miguel de la Madrid desapareció; sin embargo, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador decidió usar toda su fuerza, todo su discurso, en minimizar el tamaño de la tragedia e, incluso, aventuró comparaciones con el huracán Katrina que destruyó Nueva Orleans.
Quien busque reconstruir la historia reciente tendrá que hacer un gran trabajo para distinguir entre estos bordes radiales. Suponer que únicamente existen el blanco y el negro es negar la existencia de una gama prácticamente infinita de grises.
POSTCRIPTUM
El último jueves del mes pasado, la Organización de las Naciones Unidas determinó que el 29 de octubre sería el Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo. Nuestro trabajo como sociedad es que sea, mucho más allá de una fecha en el calendario, un punto de lanzamiento para ser total y absolutamente conscientes sobre la economía de los cuidados.
Los gobiernos deben crear sistemas integrales de cuidados sólidos que, partiendo de una perspectiva de derechos humanos, vayan mucho más allá, para lograr captar todos los derechos para todas las personas.
De una manera inadmisible, los cuidados se han otorgado como una obligación a las mujeres, lo que, de acuerdo con la ONU, no ha permitido un mayor desarrollo y empoderamiento de la mayoría de los seres humanos.
Es tiempo de tomar esta fecha como un ariete para que los cuidados y el apoyo sean integrales, sin distinciones impuestas por una visión que debe ser remontada en beneficio de todos los habitantes de la Tierra.
