La esclavitud moderna
Al año, de un millón a dos millones de personas son traficadas con fines de explotación.
Pocas cosas me parecen más estériles y ociosas que las efemérides y los días mundiales de (puede ser desde la risa, pasando por un árbol hasta algo intrascendente). Aunque en el caso de la trata de personas sí vale la pena hacer una pausa para visibilizar uno de los más graves problemas que enfrenta la humanidad.
De acuerdo con Naciones Unidas, la trata de personas es la captación, traslado, acogida o recepción de personas con amenazas, engaños o falsas promesas para fines de explotación sexual, laboral, esclavitud, trabajo forzado, mendicidad y extracción de órganos.
La trata de personas es el segundo acto ilícito más lucrativo a nivel internacional, sólo por detrás del tráfico de drogas, aunque no cuenta con la misma difusión mediática ni interés de los gobiernos por combatirlo.
Este “negocio” genera ganancias de más de 32 millones de dólares (mdd) anuales, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Se calcula que, al año, de un millón a dos millones de personas son traficadas con fines de explotación. Las cifras son millonarias, por cada persona, el traficante puede obtener de cuatro mil a 50 mil dólares (dependiendo del origen y destino de la víctima).
Más de la mitad de las personas traficadas son utilizadas en la prostitución, la pornografía infantil y la esclavitud sexual. El otro 50% sufre trabajo forzado, mendicidad o es obligado a realizar actividades delictivas.
Las organizaciones internacionales ejemplifican diversos tipos de trata de personas en Latinoamérica para comprender los alcances de este crimen. Por ejemplo, en Bolivia, un traficante de menores obtiene 30 mil dólares por niño secuestrado; en Guatemala, más de 23 mil menores víctimas de trata fueron dados en adopciones ilegales durante la última década; en Brasil, medio millón de niñas y adolescentes traficadas se dedican a la prostitución, o Colombia, donde más de 14 mil niños son reclutados como carne de cañón por paramilitares o grupos armados.
¿Y México?
La situación en México es vergonzosa y las acciones para prevenir y erradicar este delito son insuficientes. A siete de cada diez mujeres traficadas las utilizan en comercio sexual. Se calcula que más de 80% de las mujeres y niñas que ejercen la prostitución son producto de la trata de personas. Una realidad a la que nadie se compromete a erradicar, a pesar de estar frente a nuestras narices. Seguramente la red de complicidades y los moches que reciben las autoridades hacen que sea una realidad invisible y, ahí, frente a todos y a plena luz del día, vemos a cientos de niñas y adolescentes ofreciendo servicios sexuales.
Otros son los miles de niños y niñas que desaparecen cada año. De acuerdo con la asociación Reinserta, en México, más de 20 mil menores de edad son víctimas de trata al año. Una cifra explicable al saber que nuestro país es el primer productor mundial de pornografía infantil y uno de los principales destinos de prostitución de menores de edad.
Ni mencionar el tráfico de migrantes en México, que genera ganancias mínimas de 615 mdd anuales.
¿Por qué nadie hace nada? ¿Son tantos los beneficiados?
POST SCRÍPTUM
Resultan tiernas las políticas de Argentina, Brasil y Bolivia de implementar el yuan chino para el comercio exterior. ¿Fantaseando con desdolarizar la economía? Ahí tenemos los ejemplos del euro y las criptomonedas, por mencionar algunos.
