¿Héroes o villanos?
• Sobran ejemplos contemporáneos de cómo podemos tener dos visiones de una misma realidad
Es una frase bastante desgastada es afirmar que “la historia la escriben los vencedores”. No logra, si alguna vez lo intentó, definir con precisión la relevancia que tienen las narrativas que se van construyendo en torno a un hecho histórico. Hoy existen muchas más fuentes de información que, incluso, dificultan el análisis de los hechos.
A 55 años de la muerte de Ernesto, El Che, Guevara no queda claro si fue el héroe que en el imaginario de cierto grupo existe como un idealista que ayudó a liberar al pueblo de Cuba y murió tratando de llevar la revolución socialista o fue, en realidad, un criminal que le confesaba a su padre que le gustaba matar. ¿Quién podría juzgarlo con precisión?
Hace unos días estas dos visiones volvieron a chocar en otro aniversario de su muerte en Bolivia a manos del ejército de aquel país. ¿Con quién quedarnos? ¿Con el hombre que operaba campos de concentración para que por la vía del trabajo se “curaran del homosexualismo”? (sic) ¿Con quien decía que los negros habían logrado mantener su pureza racial por su poco afecto al baño?
¿O nos quedamos con el hombre a quien algunos aprecian por trabajar durante horas interminables en posiciones tan diferentes como gobernador del Banco Central de Cuba o ministro de Economía?, ¿el que negaba a sus hijos cualquier lujo mientras no lo tuvieran todos los demás niños cubanos o quien trató de llevar el sueño socialista al Congo?
Los fanáticos de cualquiera de las dos posiciones descalifican a la otra, con la soberbia que otorga la ignorancia borran ambas evidencias.
Macarras de la valuación moral que no pueden ver que hombres como el Che Guevara fueron simultáneamente estas dos contrastantes figuras y, que la mayoría de los individuos somos constantes claroscuros.
Algo parecido está ocurriendo con Volodímir Zelenski. La propaganda prorrusa trata de hacerlo ver como una suerte de hipócrita frívolo quien pasa su tiempo entre las revistas del corazón y hacerse la víctima mientras toma acciones como volar el puente entre Crimea y Rusia en lo que el Kremlin calificó como un “acto de terrorismo” y lo usó para justificar nuevos bombardeos a Kiev.
En la mayor parte de Occidente, se le ve como un hombre enfrentado a una terrible circunstancia, la invasión de su territorio por parte de Rusia en un intento expansionista por parte de Vladimir Putin.
Consideran a Zelenski, una persona “de buenas intenciones” que ha tenido que ir creciendo en defensa, no sólo de la integridad territorial de su patria, sino en la defensa de su pueblo que ha sido asesinado, mutilado y obligado a una diáspora terrible.
En este caso, también los radicales han hecho de este conflicto bélico su campo de juego. Por un lado, están aquellos quienes creen que Putin está actuando en defensa de una parte del pueblo ruso que está siendo obligada a pertenecer a Ucrania y que, por lo tanto, los está liberando.
Por el otro, quienes lo ven como un criminal enfermo de poder quien está obsesionado con tomar parte de un territorio que no le corresponde en un afán absurdo de poder y sediento de sangre. Algunos analistas (más soberbios y sesudos) se atreven a diagnosticarle numerosas enfermedades mentales.
Éstos son dos ejemplos contemporáneos de cómo podemos tener dos visiones de una misma realidad. Contradictorias, antagónicas y contrastantes.
No es aconsejable asumir una posición radical puesto que el camino a la verdad se encuentra entre dos extremos.
El mundo no debe ser percibido desde una visión de blanco o negro, sino en su verdadera gama casi infinita de grises. Tomar posiciones de macarra de la moral como si esto nos pusiera en el camino de la verdad, resulta verdaderamente equivocado.
POST SCRIPTUM
Recordemos en este octubre rosa que es nuestro derecho y obligación cuidarnos contra el cáncer de mama. No hay excusas.
