Desde las favelas
Cuando se ven escenas con más de cinco mil vehículos incendiados, más de mil edificios quemados, ataques contra las comisarías o mil centros comerciales saqueados o famosas tiendas, como Zara o Nike, que son vandalizadas, nos imaginamos protestas en países en vía de ...
Cuando se ven escenas con más de cinco mil vehículos incendiados, más de mil edificios quemados, ataques contra las comisarías o mil centros comerciales saqueados o famosas tiendas, como Zara o Nike, que son vandalizadas, nos imaginamos protestas en países en vía de desarrollo. No podríamos imaginar que la cuna de la libertad, la igualdad y la fraternidad podría tener estas jornadas. Sí, Francia.
¿Pero de qué libertad e igualdad estamos hablando en el país galo? Las fuertes manifestaciones se dan tras el asesinato de un joven de origen argelino de 17 años a manos de la policía. Pero no es un caso aislado, la policía francesa es conocida y reconocida por la brutalidad y violencia con la que trata a la población identificada como “no blanca”.
En 2022 fueron 13 las personas asesinadas por policías en “incidentes” en las calles, incidentes con personas de ascendencia migrante. Si se quisiera comparar con otros países similares, se podría ver el caso de Alemania, donde sólo ha ocurrido un suceso parecido en diez años.
La mayoría de las personas que han sido detenidas esta semana, donde noche tras noche salen a manifestarse e incendiar vehículos, son jóvenes que provienen de los suburbios, conocidos como las banlieues (la periferia de la ciudad). Estas zonas son habitadas —en su mayoría— por los sectores más vulnerables de la sociedad francesa. Son los pobres, los migrantes y los excluidos que los parisinos fingen no ver.
Naciones Unidas pidió al gobierno francés que revise a profundidad los problemas de racismo y la discriminación en los cuerpos de la policía. Por su parte, Amnistía Internacional ha señalado en varias ocasiones el abuso policial y la brutalidad de las fuerzas del orden en Francia, en especial contra la población no blanca.
El gobierno francés ha rechazado tajantemente que exista algún tipo de discriminación o segregación racial y aseguran que viven en un Estado de derecho, pero las cifras no mienten (aunque ellos tengan otros datos).
En estas zonas marginales, los suburbios, viven más de cinco millones de personas en Francia; el índice de pobreza supera al 40% de los habitantes. Se calcula que 25% de los habitantes de las banlieues no tienen empleo frente a 8.9% de la población en general.
Diversos estudios apuntan a que los jóvenes identificados como “no blancos” tienen 20 veces más posibilidades de ser detenidos por la policía en Francia frente a la “población blanca”.
Y mientras las ciudades ardían, Macron se deleitaba escuchando a Elton John. Así las cosas en la cuna de la igualdad y la justicia.
De este lado del mundo las cosas no son muy distintas, los disturbios de orden racial también han incrementado su grado de violencia, recordemos el caso de George Floyd, que puso de relieve que las personas de raza negra continúan siendo discriminadas y marginadas.
Pero el racismo no es exclusivo de naciones con población blanca, no podemos dejar de mencionar países como el nuestro, donde el movimiento zapatista es un reflejo de la discriminación que han vivido las poblaciones originarias por décadas.
Perú, Colombia, Brasil, Argentina y prácticamente toda la región experimenta y ha experimentado una exclusión institucional y social hacia la gente de los pueblos originarios.
