De Silvio Berlusconi a Trump
Sus discursos y polémicas les dieron apoyo, lealtad y capacidad para movilizar a la población.
Murió una de las figuras más influyentes, controversiales y polarizantes del siglo XX y XXI de la política europea: Silvio Berlusconi.
Un líder carismático que trascendió a nivel mundial por sus polémicas, escándalos y frases misóginas, más que por sus logros (que no fueron pocos).
Silvio Berlusconi encarnó una nueva forma de hacer política y polémica, muy a la usanza de lo que hoy reconocemos como el distintivo de Donald Trump. Ambos fueron empresarios exitosos y multimillonarios antes de entrar a la política; la fortuna de Berlusconi se debía a su imperio y monopolio en los medios de comunicación, mientras que la de Trump a los bienes raíces y al entretenimiento. En ambos casos su quehacer empresarial atrajo la mirada pública e incrementó su popularidad.
Tanto Donald Trump como, en su momento, Silvio Berlusconi lograron atraer a las masas por sus discursos emocionales, incendiarios y populistas que les permitieron conectar con una base fiel de seguidores.
Su capacidad discursiva y polémica, su facilidad para adjetivar alejándose de lo políticamente correcto y “desenmascarar” a sus enemigos públicos les ganó el apoyo, lealtad y movilización de las masas, más allá de sus propuestas económicas o políticas.
Ambos líderes utilizaron de forma magistral los medios de comunicación (y hoy los medios digitales) para transmitir su discurso y convertirse en el centro de la conversación política y social. La constante difusión de sus ideas y declaraciones, por más polémicas que fuesen, los mantuvieron siempre vigentes, para bien y para mal. Dirían los que saben que no hay mala publicidad.
Probablemente donde encontramos mayores similitudes entre ambos personajes es en lo controversial, sus escándalos y discursos.
Tanto Berlusconi como Trump son figuras que fueron (y son) ampliamente cuestionadas por su ética. Los escándalos de corrupción, tráfico de influencias, evasión fiscal y acoso sexual son parte de su “publicidad”; las historias de sus conductas “inapropiadas” se han seguido con la misma pasión y voracidad como los ingleses persiguen los episodios de la realeza en los tabloides.
Guste o no, ambos líderes serán recordados como rock stars y ni sus antecesores ni sucesores acapararon tanta atención como ellos. Como pocos, ambos líderes supieron llegar a las preocupaciones más profundas de su electorado a través de sus discursos nacionalistas y populistas, enfatizando siempre en temas como migración o seguridad.
Más allá de las controversias de Silvio Berlusconi, su legado en Italia también es importante, como: la simplificación de los impuestos, la liberalización de sectores clave de la economía, la promoción de la inversión extranjera, la modernización de la infraestructura, la mejora en la conectividad del país y activo papel en las reformas de la Unión Europea.
Cuando se menciona a líderes populistas es fácil relacionarlos con presidentes de países en vías de desarrollo, como los latinoamericanos. Más allá de nuestras afinidades políticas, Silvio Berlusconi y Donald Trump deberán ser estudiados en la ciencia política y las relaciones internacionales como ejemplos exitosos del populismo y el nacionalismo. Personajes que, con la pasión y el odio, lograron movilizar imperios.
