De paranoias y miedos

Vaya que el miedo vende. Vivimos en un permanente estado de alerta esperando que algún peligro real o imaginario ponga fin a todo lo que tenemos y en lo que creemos. Ejemplos hay muchos; podríamos dividir la historia del último siglo en los episodios de paranoia, ...

Vaya que el miedo vende. Vivimos en un permanente estado de alerta esperando que algún peligro (real o imaginario) ponga fin a todo lo que tenemos y en lo que creemos. Ejemplos hay muchos; podríamos dividir la historia del último siglo en los episodios de paranoia, obsesión y miedo que han marcado el destino de la humanidad y que son la hoja de ruta de los gobernantes en turno.

El fin de la Segunda Guerra Mundial y el miedo a los alemanes, rusos y japoneses acechando para destruir a los supuestos libertadores. La Guerra Fría y el terror a los comunistas dispuestos a colapsar el sistema económico con sus desiguales bonanzas; comunistas, claro está, que eran capaces de llevarnos a una guerra nuclear. Los atentados terroristas del 9/11 y la islamofobia que sirvió como excusa para exacerbar los nacionalismos. La pandemia de covid-19 y el terror a lo invisible a niveles distópicos. Una y otra vez es el miedo por la supervivencia el que dicta y dictará las pautas de nuestra existencia.

Y cómo olvidar el miedo al migrante, al que viene de lejos con costumbres e ideas diferentes a quitarnos algo que nos pertenece o sólo por el hecho de tener un color de piel e idioma diferentes, sin contar a “perversas minorías” que “pretenden imponer” ideas y estilos diferentes a los convencionales.

Si alguien ha sabido explotar esos miedos del imaginario colectivo es Donald Trump y, para muestra, su triunfo del lunes pasado en el caucus de Iowa. El arranque de las primarias republicanas le dio un triunfo contundente. Aunque se esperaba un rotundo éxito frente a sus desangelados contrincantes, no se creía que las cifras fueran arrasadoras. Batió récord en la ventaja frente a cualquier contrincante. Trump obtuvo 51% de los votos frente al 21% de DeSantis y 19% de Nikki Haley.

Parecería que el caucus sirvió más bien para medir quién quedaría en un segundo lugar, que, en este caso, fue DeSantis, aunque se espera que baje a un tercer peldaño en las primarias del próximo 23 de enero en New Hampshire.

Los intentos de Ron DeSantis por posicionarse a la derecha de Trump y los de Nikki Haley por una postura moderada frente al aborto, la migración o la política exterior no tocaron ni mínimamente a un aguerrido Donald Trump que continúa con sus mensajes incendiarios y la política de terror que lo llevaron al triunfo de antaño. El magnate republicano no desperdicia ningún escenario para recordarles a sus votantes que es un mártir por la cacería de brujas en su contra, que fue objeto de un complot, que él es la única solución para salvar a la economía del precipicio y, su favorito, el pánico contra los migrantes.

Aunque el caucus de Iowa numéricamente es insignificante (40 delegados, un 1%), resulta muy simbólico para medir prematuramente la temperatura de lo que será la Convención Nacional Republicana de julio próximo y le permite ver a los donantes por dónde va el ganador y, obviamente, apostar ahí sus dólares.

¿Alguien aún tendrá dudas de que el magnate de 77 años acusado por varias actividades delictivas e incitar a la insurrección será el candidato republicano de cara a las elecciones de noviembre? ¿Algunos aún albergan la esperanza de que Sleepy Joe podría volver a ganarle a Donald Trump? Lo dudo.

Si los demócratas quieren ganar esta elección deben postular a otro candidato, ¿pero a quién? En el panorama de opciones no hay quien tenga el carisma o fuerza para derrotar a Trump, por lo que su apuesta es presentar a Biden con el peligro inminente de la derrota.

POST SCRIPTUM

La carrera presidencial en México es muy similar a la estadunidense: por un lado, todas las encuestas favorecen a

Claudia Sheinbaum, mientras que la candidata de la oposición se queda estancada bajo la retórica de “ser un fenómeno” o esperando el milagro de que los votantes de Morena se decepcionen de su candidata o surja algún megaescándalo.

Lo que aseguran algunos acerca de que el cierre de precampaña de Xóchitl Galvéz fue excelso, ¿lo dicen en serio?

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