¿Cuándo la víctima es él?
El juicio por difamación de Johnny Depp en contra de Amber Heard plantea un gran reto para movimientos como Me Too y, por otro lado, para la protección de las mujeres en contra de la violencia. Parecería, a primera vista, que movimientos que hace unos años se pusieron ...
El juicio por difamación de Johnny Depp en contra de Amber Heard plantea un gran reto para movimientos como Me Too y, por otro lado, para la protección de las mujeres en contra de la violencia.
Parecería, a primera vista, que movimientos que hace unos años se pusieron de moda para denunciar las agresiones que sufrimos las mujeres en diferentes ámbitos de nuestra vida son lo mismo o, por lo menos, equivalente a la lucha diaria que debe darse en contra de la agresión, venga de donde venga.
Heard difamó al actor de Piratas del Caribe. Ésa fue la resolución de la Corte; sin embargo, hay cualquier cantidad de interpretaciones que le han dado diversos grupos de opinión, las cuales van convirtiéndose en distractores de cuál es el asunto toral: la protección de las mujeres en contra de la violencia.
Grupos feministas señalan que la resolución judicial podría implicar que muchas mujeres se abstuvieran de hacer denuncias, puesto que, según su opinión, Heard fue vejada, humillada y exhibida durante el juicio.
Porque resulta políticamente incorrecto, nadie se detiene a considerar que, con resolución judicial en la mano, Depp fue vejado, humillado y exhibido durante el proceso del juicio. Tuvo que recurrir a los tribunales para protegerse del abuso de una mujer.
Ciertamente, las mujeres prácticamente todos los días tenemos que enfrentar un entorno generalmente hostil en el que existen subnormales quienes creen que somos objetos y que debemos aguantar lo que ellos consideran como su derecho o galantería cuando, en realidad, son producto de una frágil hombría.
Vemos día con día historias de horror, como la que protagoniza el extitular de la Seduvi de la Ciudad de México, Rafael Gómez Cruz, a quien se le imputa una campaña de acoso y abuso entre una gran cantidad de mujeres que tuvieron la desgracia de atravesarse en su camino.
Sin embargo, debe tenerse cuidado en no asumir posiciones maniqueas. Ni todos los hombres son depredadores y hacen del hostigamiento en contra de las mujeres una práctica cotidiana de vida ni todas las mujeres tienen el papel de víctimas en los casos de violencia.
En el entorno de la pareja suele presentarse una situación contraria. Mujeres que atacan y agreden a varones, que los vejan como una práctica constante pero que recurren a la victimización para eludir su responsabilidad.
Heard —de acuerdo con los sumarios judiciales— practicó una violencia atroz en contra del que fuera su marido. Cuando el asunto fracasó, ella eligió el fácil expediente de victimizarse, girar toda su defensa en un caso de difamación, en hacer creer que, por el simple género, tiene razón o debe ser creída en sus afirmaciones.
Los niveles de violencia entre hombres y mujeres aumentan de manera exponencial. Ya no sólo es el prototipo del macho golpeador quien procrastina y daña a las mujeres; que les trata de hacer sentir que son simples objetos para el uso y disfrute de los hombres.
Desgraciadamente, existe la mujer agresiva, que humilla y violenta a los hombres, que se esconde en figuras que minimizan el problema diciendo que son “tóxicas” o “están en sus días”.
La violencia y el abuso no son exclusivos de ningún género. Creer que las actitudes reprobables de las mujeres son menores porque durante muchos años han sido oprimidas, implica justificar a la víctima cuando se convierte en victimario.
POST SCRIPTUM
La negativa del presidente Andrés Manuel López Obrador para acudir a la Cumbre de las Américas es un gravísimo error desde el punto de vista político. En aras de una supuesta unidad en la región, este gobierno eligió ponerse de lado de las dictaduras.
Por otra parte, sí fue congruente con sus dichos.
