¡Bienvenidos a Dinamarca!
En Copenhague, capital danesa, existe una localidad llamada Christiania. Se trata, básicamente, de un territorio “libre y soberano” autogobernado por unos mil habitantes y con una superficie de aproximadamente 34 hectáreas. La exótica población de esta comuna ...
En Copenhague, capital danesa, existe una localidad llamada Christiania. Se trata, básicamente, de un territorio “libre y soberano” autogobernado por unos mil habitantes y con una superficie de aproximadamente 34 hectáreas.
La exótica población de esta comuna considera que no forma parte del Estado danés y se le permite un estatus semiautónomo dentro de la capital del país. Al salir del territorio de esta supuesta micronación se pueden ver letreros que anuncian: “Usted está entrando a la Unión Europea”
Los autoproclamados independientes ciudadanos de Christiania se dedican a la venta de estupefacientes orgánicos, al turismo, el trueque y demás negocios atractivos para los turistas seducidos por visitar esta comuna. Para evitar cualquier carga impositiva, todo el comercio se realiza en efectivo. Por supuesto, se prohíben las fotografías y las visitas guiadas. No ingresan automóviles, no hay calles pavimentadas y su medio de trasporte son las bicicletas. Toda una aventura.
Este barrio es el segundo lugar más visitado por turistas en Dinamarca, después del parque de atracciones de Tívoli, cada año es visitado por más de un millón de turistas motivados por el morbo de conocer un territorio anárquico dentro de una de las ciudades más civilizadas del planeta.
Básicamente, es un distrito verde; se puede comprar y consumir mariguana y sus bares están repletos de personas que se reúnen a fumar. No existe la propiedad privada, todo pertenece a la comunidad y, claramente, los habitantes viven en condiciones de insalubridad (entre otras excentricidades).
Toda esta recomendación turística viene a colación porque podría ser probable que cuando dicen que el sistema de salud de México será mejor que el de Dinamarca, a lo mejor se refieren a los usos y costumbres que se utilizan en Christiania. A final de cuentas, si se busca este barrio en un mapa convencional, lo encontraríamos en Dinamarca.
Y es que resulta de una desfachatez indescriptible que mientras la Cofepris rechaza la vacuna contra covid-19 de AstraZeneca para venta en México, se promueva por parte de la Secretaría de Salud la campaña de reforzamiento de vacunación contra el coronavirus con los biológicos de Abdala y Sputnik.
El razonamiento de nuestras autoridades sanitarias es el siguiente: la vacuna de AstraZeneca no obtuvo la opinión favorable del Comité de Nuevas Moléculas de la Cofepris debido a que los estudios no están actualizados, por lo que no hay evidencia sobre su inmunogenicidad contra las nuevas variantes del coronavirus. Tal cual. Suena coherente.
Por otro lado, la subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud asegura que no hay evidencia de que se tengan que incorporar nuevas variantes de covid-19 a las vacunas y aseguran que las vacunas Abdala o Sputnik son igual de efectivas. ¿De qué se tratan estas incongruencias? ¿Será una burla?
Lo único que demuestra la nueva campaña de vacunación es que la salud digna es un tema al que sólo tienen acceso las élites, esas mismas que cuentan con los recursos y los documentos para viajar a Estados Unidos y puedan vacunarse con biológicos actualizados contra las nuevas variantes del virus. De nueva cuenta, los pobres se joden con lo que hay.
