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Juan Carlos Sánchez Magallán

Juan Carlos Sánchez Magallán

 

Marcelo Ebrard convocó a los embajadores y cónsules mexicanos que nos representan en el mundo para revisar los asuntos de la agenda nacional, prioridades del país, alcances, logros y metas nuevas por alcanzar.

En este interesante encuentro, el canciller Ebrard destacó la instrucción número uno del presidente Andrés Manuel López Obrador: la protección de los mexicanos en el exterior, que suponemos que sólo están en Estados Unidos y no, con la pandemia repatriaron a un número importante de diferentes países. Señaló la importancia de acelerar la integración económica con la región norteamericana, ahora que existe una visión común en varios temas como el de seguridad, pues después de la tensión máxima con Estados Unidos, cuando detuvieron al general Cienfuegos, hoy existe un plan de acción basado en la reciprocidad, donde México realiza detenciones importantes, como la de Ovidio “N”, para frenar el trasiego de drogas y, con ello, los precursores de alta peligrosidad, como el fentanilo, y en el caso de los vecinos, el uso de armas de alto poder, antiaéreas y pequeñas que usa el narcotráfico y que ilegalmente ingresan a nuestro país.

Les encargó defender en todos los ámbitos multilaterales “la movilidad laboral” lograda en la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, acuerdo que regulará los flujos migratorios de México hacia el cono norte y en todo el continente; de igual manera, solicitó que sigan el Programa de Control de Armas aprobado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, integrado por 15 países que, entre otros, producen el 90% de éstas en el globo. Gran logro diplomático, donde nuestro embajador Juan Ramón de la Fuente tiene alta responsabilidad, al ser uno de los grandes propósitos de la actual administración el reducir la violencia que ha enlutado a miles de familias mexicanas, que, de igual manera, afecta a Estados Unidos, lo que han reconocido el presidente Biden y su gobierno. “Acelerar la ruta del crecimiento económico” por medio de la atracción de las inversiones extranjeras para darle mayor valor a nuestra economía y redistribuirla al mismo ritmo.

Ebrard sostuvo que “somos un país que tiene un porcentaje de pobreza que no debemos permitir”, de ahí el haber impulsado un ambicioso programa ante la ONU de eliminación de la pobreza extrema de 980 millones de personas, incluidas las de México y que sobreviven con dos dólares al día o menos, resolviéndose con recursos provenientes del 4% de las entidades de las mil empresas más grandes del mundo y .2 del PIB de los países del G20 y el inevitable comparativo con el gasto multimillonario que realizan los países involucrados en la guerra de Rusia y Ucrania. Habló de la lucha cultural por el rescate del patrimonio arqueológico que está en diversos países, del daño y ataques que sufrimos por los radicales del supremacismo étnico y del gran logro de insertar en la agenda del G20 el asunto de género, así como seguir realizando acuerdos multilaterales como forma de entendimiento político, desterrando prácticas injerencistas y autoritarias que producen “golpes de Estado” a gobernantes electos democráticamente. Acelerar la innovación tecnológica y de investigación en la medicina, vacunas e inmunoterapias, la aeronáutica y el espacio, para estar en la competitividad de las tecnologías de nueva generación.

Citó al presidente López Obrador, “abran los ojos, nosotros podemos cambiarles la vida a muchas personas”. Marcelo Ebrard les recordó del cariño que les tiene Andrés Manuel López Obrador, de su respaldo a la Cancillería, de su apoyo presupuestal para crear nuevas embajadas, de reforzar los consulados, y del Senado de la República, de la Cámara de Diputados, de la ayuda de la sociedad mexicana en todas sus actividades. Habló de la fortaleza de nuestra moneda, el peso, que, sin “hacer mucho ruido”, se convirtió en moneda global, sin devaluaciones producidas por las crisis económicas, sin endeudamientos y, como The Economist publicó, fuimos uno de los 10 mejores países en manejo económico. ¡Y cómo no!, reflexionó el canciller, si aumentan tus exportaciones, tu deuda es baja, tus ingresos van bien, entonces tus números y tú economía van bien.

Espléndidos resultados, ¿o no, estimado lector?

 

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