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Soy un Teletubbie

Joselo

Joselo

CrockNICAS MARCIANAS

Muchas personas me preguntan qué se siente ser un tacvbo. Llevo más años de mi vida siendo un integrante de Café Tacvba que no siéndolo, así que no sé bien “qué se siente”. Hace 30 años me subí por primera vez a un escenario con Quique, Meme y Rubén, y aún seguimos juntos. Tengo 51 años, así que, sacando cuentas, sólo viví 21 siendo José Alfredo Rangel Arroyo. El 27 de mayo de 1989 me convertí en Joselo Tacvbo, aunque en ese momento no me enteré que estaba viviendo algo trascendental. Pero las cosas cambiaron. Mis fines de semana se convirtieron en mis días de trabajo. Mi chamba empieza cuando la de los demás termina. Eso es algo que me hace diferente, por ejemplo. Podría contestarles eso: ser un tacvbo se siente increíble, pero no puedo ir a las fiestas que organizan mis amigos los viernes y sábados ni a las comidas familiares los domingos, porque yo trabajo. Pero no creo que sea lo que quieren oír.

Pienso que muchas cosas que me pasan son normales, porque me suceden todo el tiempo, pero, si me paro a pensar un poquito, me doy cuenta de que no. Como eso: que la gente me detenga en la calle y me pregunte cosas, como ¿qué haces aquí? Lo cual puede ser una pregunta muy agresiva, pero me he acostumbrado y sé que no lo hacen de mala fe. Me la hacen en el parque, en el cine, en el supermercado, en el banco, en las tortillas, en la cafetería, en el Tepozteco, en las pirámides, en el peluquero, en el podólogo, en el yoga, en las librerías. Sí, sí, sé que ya entendieron mi punto.

Lo más raro es cuando esas personas que me saludan me preguntan cosas en plural, ¿qué hacen aquí? Y sé que ese plural se refiere a mis compañeros, como si ellos estuvieran presentes. ¿Cómo han estado? Continúan. ¿Me regalan una foto? Y las únicas personas somos ese fan y yo, nadie más. Es extraño, pero me ha pasado tantas veces que ya se me hace normal.

Supongo que me ven como parte de un todo, no como un individuo. Me imagino que nos consideran como los X-Men, que vivimos en una misma casa y salimos de ella para tener aventuras. Como los 4 Fantásticos, y yo, por supuesto, soy La Mole (quiero ser la Mole). Aunque tal vez ésas son fantasías mías porque quiero ser un superhéroe y en realidad nos ven como los Teletubbies. Vivimos en un mundo de pasto verde, con un sol, que es la cara de un bebé sonriente, y una bocina nos va dando la orden del día: ¡Hora de la tocada! ¡Hora de la tocada! ¡Hora de hacer entrevistas! ¡Hora de hacer entrevistas! Todos viviendo en esa casa de metal, como cúpula, semi enterrada y comiendo Tubipapilla. Claro, yo era fan de los Teletubbies, aunque he de confesar que los veía consumiendo sustancias no muy legales.

La otra pregunta que me hacen en la calle es: ¿cómo le hago para llegar a donde ustedes han llegado? Entonces el que les pregunta soy yo. ¿Tocas algún instrumento? Si me dicen que no, les digo que van tarde. Primero lo primero, si quieres llegar a algún lado tienes que comprometerte contigo mismo y con tu instrumento, tocar todo el día todos los días, hasta que sangren tus dedos, hasta que en tu casa te odien y te digan que ya te pongas a hacer algo de provecho. Luego tienes que buscar aliados. Habrá muchos que te dicen que sí, que quieren hacer un grupo, pero en cuanto la novia les dice “la música o yo”, se van con la novia y te das cuenta que estás solo hasta que encuentras a otros. Vas probando, vas encontrando. Y luego, pues tocar y tocar, encontrar tu rol dentro de la banda y, sobre todo, convertirte en eso: una banda. ¿Eso asegura el éxito? Creo que no. Pero hay que insistir.

Si me preguntan cómo me siento hoy, les diré que agradecido. Agradecido con los seguidores de Café Tacvba porque ellos nos han traído hasta acá; agradecido con mis compañeros, con el universo. Pero, ¡ay!, la ley de Murphy no falla. Hoy nadie me pregunta nada.

 

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