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Trump contra todos

José Rubinstein

José Rubinstein

La guerra comercial global, cuyos principales protagonistas son las dos potencias dominantes a nivel mundial, Estados Unidos y China, se vino gestando desde el pasado año, materializándose a principios del presente, al anunciar Estados Unidos aranceles del 30% sobre paneles solares importados —la mayoría de China— y 20% de impuestos a lavadoras domésticas grandes. Fue en marzo cuando Trump implementó aranceles del 25% a la importación de acero y 10% al aluminio, exentando entonces a México y Canadá. En respuesta, China impulsó aranceles a las importaciones estadunidenses por alrededor de 3 mil millones de dólares anuales, más un impuesto del 15% aplicables a otros 120 productos. La aplicación de la Ley del Talión podría extenderse ad infinitum. En su turno, Estados Unidos acusó a China por robo de propiedad intelectual, aplicando 50 mil millones de dólares en aranceles a una extensa gama de mercancías chinas. Obvio, al siguiente día, en represalia, China respondió a Estados Unidos con similar dosis. El país asiático presentó serias quejas ante la OMC —Organización Mundial del Comercio—  asegurando no temer pagar el costo de una guerra comercial. Trump denunció a la OMC por ser injusta con su país: “No estamos en una guerra comercial con China, esa guerra fue perdida hace muchos años por las personas tontas o incompetentes que representaban a Estados Unidos”. Por las dudas, vale recordar que en 1930, siendo presidente Herbert Hoover, Estados Unidos elevó unilateralmente aranceles a productos importados, intentando mitigar los efectos de la Gran Depresión iniciada en 1929, la cual finalmente se profundizó.”

Así llegamos al pasado 6 de julio en que se mate-rializó, por parte de Estados Unidos, el cobro del 25%

 de aranceles a China sobre bienes mayoritariamente del sector industrial y tecnológico. Efectivamente, suspicaz lector, China respondió con medidas similares sobre otros 34 mil millones de dólares a productos americanos, destacando los agrícolas, automóviles

y hasta wishky.

El magnate Trump, iracundo, amenazó con imponer hasta 500 mil millones de dólares en aranceles, de continuar la provocación de China.

Fue el pasado junio cuando Trump extendió su ataque comercial hacia sus grandes aliados, los 28 países de la Unión Europea, México y Canadá, activando los aranceles del 25 y 10%, respectivamente, al acero y al aluminio. De esta manera, el inquilino de la Casa Blanca combate el déficit comercial, “el gran enemigo del sector industrial estadunidense”. La canciller alemana, Angela Merkel, manifestó que Europa implementará medidas de represalia a los aranceles impuestos por Estados Unidos, en el marco del abrupto retiro del respaldo del gobierno de Trump al Grupo de los Siete.

En tal tesitura, Trump sacudió esta semana la Cumbre de la OTAN atacando a Alemania, la mayor economía del organismo, por ser prisionera de Moscú, al depender al 50 y hasta el 70% de la energía enviada a través del nuevo gasoducto ruso Nord Stream II. Trump exigió a los distintos países miembros de la OTAN, quienes incurren en delincuencia al asignar hasta el 4% de sus respectivos PIB —EU paga: 3.6%— para fortalecer dicha organización. Angela Merkel replicó que Berlín toma sus propias decisiones. Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo: “Durante mucho tiempo ha estado criticando a Europa, casi a diario, por su juicio a una insuficiente contribución a las capacidades de defensa común y por vivir a costa de Estados Unidos. Querido presidente Trump… querida América, aprecia a tus aliados, al fin y al cabo no tienes tantos.”

Justamente el día de hoy, arriba a México el secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo, acompañado entre otros, del secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, y del presidencial yerno cómodo, Jared Kushner, para entrevistarse en la preliminar con Enrique Peña Nieto y en la estelar con Andrés Manuel López Obrador, quien anticipó que el tema del TLCAN será abordado en la reunión, mostrándose a favor de que se mantenga el acuerdo tripartita, proponiendo alguna representación suya como observadora, para que se obtenga un buen Tratado. Adicionalmente, serán abordados temas de migración, programas de cooperación y desarrollo y de seguridad fronteriza.

En una de esas, AMLO se convierte en la excepción de la regla y logra llevarse bien con Donald Trump.

 

Analista

jrubi80@hotmail.com

 

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