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Trump tensa la liga: no es cierta tal emergencia nacional en EU

José Luis Valdés Ugalde

José Luis Valdés Ugalde

De acuerdo con un decreto del 14 de septiembre de 1976, el presidente tiene el poder de declarar el estado de emergencia en caso de enfrentar un desastre nacional, graves conflictos sociales o un conflicto armado interno y externo. En tal declaración está implícito que la ciudadanía puede, debe y tiene que adoptar comportamientos cambiantes en su interacción social.

Asimismo, las agencias de gobierno se verán en la necesidad de organizar planes de emergencia ante la contingencia. Y no sólo eso, una declaración de emergencia nacional puede también ser usada como un argumento legal para suspender garantías individuales y libertades ciudadanas, y coordinar acciones que tiendan a asegurar por la vía de la fuerza la securitización de la vida nacional.

Y esto incluye, desde luego, la detención de personas sin derecho a juicio. Además, el Ejecutivo puede allegarse recursos económicos extraordinarios, a saber, 8,000 millones de dólares que se reunirían como sigue: 600 mdd del fondo de decomiso de bienes del departamento del Tesoro de EU, 3,600 mdd de fondos contemplados para construcciones militares, 2,500 mdd provenientes de la lucha antidrogas del Departamento de Defensa de EU y por último valerse de los 1,375 mdd que la Cámara de Representantes aprobó para la construcción del mentado muro que Trump se inventó en alguna de sus delirantes pesadillas y que hoy nos perturba a todos (originalmente Trump había solicitado 5,700 mdd).

Esta medida presuntamente implicará recortes a los fondos federales a los estados. Ante esta circunstancia, el procurador de California, Xavier Becerra, anunció que se prepara una demanda colectiva de parte de una coalición de gobiernos estatales por daños debido a que la decisión forzaría fondos federales para la construcción del muro. Becerra declaró: “El presidente tiene el poder de declarar emergencia, pero no tiene el poder de hacer esa declaración de manera frívola y por conveniencia”. Por su parte, el gobernador californiano, Gavin Newsom, afirmó que la declaración de Trump es una “farsa para alimentar su base electoral.”

Todos los fondos mencionados se irían, no a contener una crisis social o de salud debido a epidemias provocadas por el bioterrorismo, tampoco a contener la amenaza de una invasión de un enemigo externo, ni la de financiar planes de recuperación por la ocurrencia de desastres naturales, tales como un terremoto, un tifón o una tempestad. No, esta declaración y las medidas extraordinarias, militares y económicas, van encaminadas a construir un muro que es resultado de una obsesión enfermiza, narcisista y mezquina de Trump desde hace años y que refleja dos cosas, por un lado, su derrota (y que su fatua naturaleza le impide aceptar) en el debate sobre el muro con la mayoría demócrata y con sectores moderados de su propio partido, y por el otro, su propósito de utilizar esta burda medida (construir un muro ineficaz) como catapulta electorera hacia su reelección, la cual se ve más que incierta dada su decreciente popularidad y baja aceptación como presidente ( 40.8% de aceptación al momento de escribir).

Trump ha utilizado un recurso extremo que le otorga la Constitución en aras de cumplir un capricho senil. Además de representar un abuso de poder inédito en la historia moderna de ese país: se ha demostrado que no hay amenazas a la seguridad nacional que merezcan una declaratoria así. Esto sienta un precedente legal, político y jurídico de graves proporciones, que los republicanos habrán de lamentar: hoy en día, el mayor riesgo a la seguridad nacional de EU es Trump y la emergencia nacional tendría que ser declarada en contra precisamente de él. Por último, la emergencia nacional se conoce como “emergencia nacional en la frontera México–Estados Unidos”, lo cual ya nos enmaraña política y jurídicamente, toda vez que Trump nos está acusando de ser cocausantes de las amenazas a su seguridad, tanto por las marchas de migrantes que nos cruzan en su camino a EU como por el tráfico de drogas hacia el norte. Lo ha fundamentado con mentiras clásicas del trumpismo acusando a México de complicidad. Ante esto, el gobierno de la 4T calla otorgando a Trump la razón en su imputación de que somos culpables de sus dramas y de su inseguridad. Shame on us!

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