Armonías, no armonías y dimensiones

La conformación de “listas” y registro-aceptación de candidaturas demuestra que el entramado político que constituye nuestra realidad democrática es continua movilidad provocada por la tensión de los opuestos,
evidencia de que todas las cosas son regidas por el continuo devenir de las oposiciones y las leyes correspondientes.

Las cursivas del párrafo anterior son paráfrasis a Heráclito de Éfeso, filósofo que vivió hace más de dos mil quinientos años, de necesaria recuperación para proponer una línea de explicación y entendimiento, más que de crítica, del contexto y especificidades de políticos, tanto líderes (candidatos) y grupos (partidos / sectores), como de seguidores (adherentes / militantes) y estructuras de arbitraje (marco jurídico / instituciones responsables).

Alegóricamente, la teoría de los opuestos es un péndulo con movimiento de extremo a extremo y un vértice. Así está la política mexicana: en el extremo de un movimiento la izquierda, en el otro extremo la derecha, y como vértice el partido en el poder. Cuando el sistema articulador deja sin movimiento a los “pendulares” se crea una línea de cero grados y aunque su georreferencia es diametralmente opuesta, el gradiente los ubica como “iguales”.

La naturaleza de movilidad provoca la búsqueda de alternativas aunque estén distantes, pero circunstancialmente en la misma línea horizontal. Ante dicho contexto político aparecen las armonías visibles, dinamismos que podemos registrar a través de acciones públicas, acuerdos, alianzas, pactos, coaliciones en dimensión estructural: Por México al Frente (PAN-PRD-Movimiento Ciudadano), Juntos Haremos Historia (PT-Morena-Encuentro Social) y Todos por México (PRI-PV-Nueva Alianza) y los independientes.

Una vez que la tensión de opuestos llegó a la “linealidad” compartida y se cumplió el reconocimiento —etapa de precampañas— se presentan las armonías no visibles, todo aquello que no es de conocimiento público, que escapa al registro informativo o análisis periodísticos. Ejercicio de otredad que determina puntos de aprovechamiento para la oferta política, puntos de coyuntura e incluso los que generarían una crisis, y la metodología de convivencia, subsistencia o sustitución; es el cómo presentarán una oferta, hasta dónde compartirán temas, qué situaciones evitarán referir. En la dimensión de interacción es conformar la estrategia política, las líneas de acción para consumo interno de candidatos y primer círculo en la toma de decisiones.

La genética diferenciada, pero orientada en el mismo sentido, ganar la elección, conlleva la supuesta intención de compartir tiempo, espacio y arribo; circunstancias que no logran permear en razonamiento y emotividad de cada participante, se crean no armonías visibles: incongruencias, resentimientos, dudas y mezquindades son el marco de “convivencia” en pos del voto electoral. Al interior de cada grupo de trabajo se están desatando luchas intelectuales y pasionales por el ejercicio de la política, por el no convencimiento de la convivencia-supervivencia forzada: el agua y el aceite pueden estar juntos, pero no integrarse.

Pero el hábitat de mayor peligro, de crisis garantizada, son las no armonías no visibles, aquellas situaciones que se simulan para no mostrar la intensión particular; es momento letal para un candidato y su campaña: el engaño, la infidelidad, la traición, la indolencia.

Al interior, hay personas que gozan de confianza y están incorporados en la estructura básica, que son inflexibles en su pensamiento y sentimiento, pero se pueden mostrar altamente “tolerantes y negociadores” por conservar “el bien supremo” ideológico. Durmiendo con el enemigo.

Sin embargo, ante el complejo proceso electoral actual, las elecciones con la mayor integración de elementos referenciales en la historia, la dimensión de observación sugiere un vórtice. Todo y todos se están moviendo: ¿hacia dónde nos lleva este modelo democrático? ¿Qué más se irá presentando en esta trayectoria de movimiento general, participación modular y repercusiones inminentes? El primero de julio tendremos trazada la dirección.