Los desafíos de 2026
En seguridad, el gabinete sectorial está trabajando bien y dando resultados. Sin ese desempeño, la relación con Estados Unidos estaría en una zona de catástrofe.

Jorge Fernández Menéndez
Razones
El año próximo será particularmente difícil para el país y para el gobierno. Hay innumerables problemas y conflictos, pero el devenir del sexenio estará marcado por lo que se haga en seguridad, tanto en relación con el crimen organizado como con la seguridad personal y la jurídica; por salir del raquítico crecimiento económico y por la lucha contra la corrupción. Todo enmarcado en un tema macro de amplísimas repercusiones: la renegociación del T-MEC con la administración Trump que, como vimos con la estrategia de seguridad nacional presentada días atrás, deberá incluir no sólo temas comerciales y económicos, sino también políticos, de seguridad y de alineamiento internacional.
En seguridad, el gabinete sectorial está trabajando bien y dando resultados. Sin ese desempeño, la relación con Estados Unidos estaría en una zona de catástrofe. Pero ahí se están haciendo bien las cosas y ahora que por fin la presidenta Claudia Sheinbaum ha logrado alinear intereses y perfiles en el Gabinete de Seguridad con la tardía salida del fiscal Alejandro Gertz Manero, con la llegada de Ernestina Godoy a la FGR y la de Esthela Damián a la Consejería Jurídica, pareciera que están dadas las condiciones para poder dar un salto de calidad en ese ámbito.
La presencia y actividad de Omar García Harfuch en la secretaría, su interlocución con sus pares de Estados Unidos y los gobernadores, sumado al creciente control sobre áreas de la administración, le otorgan un perfil clave en todo esto. El general Ricardo Trevilla, desde la Defensa, ha establecido también una interlocución clave con las fuerzas armadas de Estados Unidos, y su dependencia tiene el músculo que la estrategia requiere, es, además, un funcionario con un sofisticado pensamiento político. Al almirante Raymundo Morales —a sus responsabilidades en seguridad y de la recuperación de sus relaciones con las agencias estadunidenses— se le ha sumado el caso del contrabando de combustibles, en los que están involucrados mandos y sobrinos del exsecretario almirante Rafael Ojeda. Para avanzar, tendrá que limpiar esas áreas que han lastimado el nombre de la institución.
El problema en seguridad es que las investigaciones, sobre todo cuando van relacionadas con la corrupción, no suben, se quedan en niveles medios, y eso fortalece la percepción de que los resultados son menores a los obtenidos. Para 2026, la presidenta Sheinbaum tiene que dar ese paso: hay cómplices de los grupos criminales en áreas de gobierno y de los actos de corrupción. Que ni siquiera se los cite a declarar porque son funcionarios, legisladores, dirigentes de partido o hijos de líderes es lo que más debilita en la imagen pública a la administración federal.
Ligado con eso, se necesita mayor control y operación política, en lo interno y en lo externo. Pareciera, decíamos ayer, que no se está leyendo correctamente el cúmulo de desafíos que se acumulan para el año que entra: hay demasiados hilos sueltos, miembros del gabinete que no dan luz, otros que no trabajan para la Presidenta, sino para sus enemigos internos y que disfrutan haciéndola resbalar o desgastarse en temas que no tendrían siquiera que llegar a Palacio Nacional. La Mañanera ya no suma, desgasta. No hay un firme control de las cámaras, sobre todo en el Senado, donde son pocos los de Claudia. Hay muchos gobernadores que juegan sus propias cartas.
Si Rosa Icela Rodríguez busca San Luis Potosí o llega a otra posición, es necesario un fuerte operador político en Gobernación. La Presidenta no tiene nadie para operar dentro y fuera de su equipo y ése es uno de sus mayores problemas: está, de alguna forma, cercada, los encuentros con los que no son los suyos son pocos y concertados. Lo de la semana pasada sobre la farmacia del IMSS en Chihuahua fue de pena ajena de tan montado que se vio. La Presidencia se tiene que abrir, tiene que tener hombres y mujeres que de verdad operen adentro y fuera, que le alejen a sus adversarios internos y le acerquen a los externos.
En el ámbito económico se celebra la inversión extranjera directa, que en muchos casos son simplemente reinversiones, y se ignora la inversión fija bruta, que tenía una caída de hasta 29 por ciento. No se han creado empleos, se han desafiliado del IMSS miles de empresas, ha crecido la economía informal y aumentado geométricamente la deuda. Pemex es un barril sin fondo que devora las finanzas nacionales. Los apoyos sociales no pueden ni deben quitarse, pero el esquema debe reestructurarse y canalizarse en forma más racional y con controles estrictos. Que Gerardo Fernández Noroña —que presume sus viajes y propiedades, que es senador con uno de los salarios más altos del sector público— festeje que ahora va a cobrar 6 mil 200 pesos bimestrales por su pensión de adulto mayor es una vergüenza y la mejor demostración de porqué esos programas deben reformarse para que tengan mayor sentido, lleguen realmente a sectores populares y se genere un verdadero ahorro que pueda ir a la infraestructura básica necesaria, hoy debilitada en todos los frentes.
Y a las empresas se les debe dar seguridad jurídica, hoy con el nuevo Poder Judicial y personajes en la Corte como Lenia Batres no lo tienen, como tampoco pueden contar con ella si el SAT no establece reglas claras y no abandona el terrorismo fiscal.
Y, a todo eso, hay que sumarle el lidiar, un día sí y el otro también, con la administración Trump y los errores propios al alejarse de distintas democracias para acercarse hasta quemarse con Venezuela, Cuba y Nicaragua.
PD: nos tomaremos unos días de descanso. Estas Razones regresarán el lunes 5 de enero, muchas felicidades a todos, los mejores deseos para este difícil 2026.