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Populismo infectado

Jorge Camargo

Jorge Camargo

Los populistas y sus socios partidistas serán otras víctimas del covid. Hay evidencia de que la pandemia cambió las creencias democráticas, debilitó las bases del populismo por su desastroso manejo y estela de mortandad, y terminó con la eficacia de poderosos principios como “la voluntad del pueblo” y por las “élites corruptas”.

Se trata de un importante estudio global realizado por la Universidad de Cambridge, basado en múltiples encuestas aplicadas durante la pandemia (2020-2021). Se llama La gran reseteada, opinión pública, populismo y pandemia. Entre sus hallazgos resalta la hipótesis del surgimiento de una generación covid-19, al igual que la generación del 45, producto de la guerra mundial.

Excélsior publicó recientemente un estudio de la organización Luminate que reveló que los jóvenes mexicanos declararon no sentirse representados directamente por instituciones, partidos políticos o candidatos, debido a sus niveles de corrupción.

Este estudio en particular encuestó a personas de 16 a 24 años en diferentes países de América Latina, incluyendo Argentina, Brasil, Colombia y México, con el objetivo de descifrar la integración de los jóvenes en movimientos y actividad política, en general, en la región.

Los entrevistados parecían tener más respeto por la práctica de manifestación política que por los ideales de movimientos sociales, relacionándolos con “valentía” para generar formas de resistencia.

Esto, sin ser parte del estudio de Luminate, indicaría la posibilidad de que el lopezobradorismo no es la aspiración ni la materialización de la visión de los jóvenes. Es decir, que ni Juárez ni Madero ni los valores ideológicos a los que apela el gobierno, les dice nada. Lo mismo ocurrió en Rusia, cuando la revolución dejó de ser un símbolo de cohesión.

Pasa lo mismo en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Las aspiraciones de los jóvenes no están en el lopezobradorismo que huele a naftalina. Incluso ha propiciado un movimiento estudiantil en su contra (CIDE) y amenaza a la UNAM. Mala señal para el centrista Morena.

Regreso al estudio de Cambridge, que utilizó datos recolectados por YouGov Globalism Proyect en 27 países y entrevistó a 81,857 personas durante 2020 y 2021, así como compiló otros datos de Human Surveys Project provenientes de 79 fuentes y más de 8 millones de personas desde 1958.

Encontró evidencia de que la pandemia revirtió el crecimiento del populismo, y las personas se distanciaron de partidos afines, desaprobaron a sus líderes o discreparon de sus actitudes.

Tres razones lo ocasionaron. Primero, los populistas manejaron deficientemente la pandemia; perdieron presencia entre los ciudadanos, bajó su nivel de confianza como fuente de información y los expertos independientes crecieron en confiabilidad. México se acerca a la tendencia.

Segundo, la polarización bajó en la gente porque enfrentaba una amenaza mayor, lo que disminuyó los alicientes usados por los políticos populistas y la movilización de adeptos. Y tercero, la crisis económica generó más pobres, pero también hizo descender a las clases medias altas, lo que concentró el malestar contra los populistas.

Así se explicaría la baja de popularidad de López Obrador por la estela de muertos por covid, el descontento por la corrupción descubierta en su gobierno y las sospechas hacia su círculo familiar, además de la probable persecución judicial de López-Gatell, quien en tres años quedaría en la orfandad.

“Si bien el apoyo a la democracia se ha debilitado y la satisfacción hacia ésta sigue siendo frágil, es probable que el entorno posterior a la pandemia resulte ser más difícil para que los políticos populistas movilicen y mantengan el apoyo”, señala el estudio.

Ellos también serán víctimas del covid y de la generación surgida de la pandemia.

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