La pala que resignificará a un gobierno
Refraseamos: el desdén y la insensibilidad han sido la constante y así cerrará en los próximos meses este primer gobierno de una izquierda adulterada
No existe posibilidad alguna de que el gobierno de Morena cambie su forma de comportarse para sostener su estrategia de hacer de su líder real, el jefe del Ejecutivo, un demócrata que pasará a la historia de México. Pero no funcionará.
Esta semana, la madre buscadora Cecilia Flores convirtió una pala en el símbolo del obradorismo: una pala con la que cientos, como ella, buscan en terrenos a sus familiares desaparecidos por la violencia generalizada en el país. Tan es una tragedia, que la ONU y la OEA han advertido no sólo de la omisión gubernamental de proteger a la población civil, sino de usar metodologías equivocadas para registrar desaparecidos.
Es públicamente conocido que el titular del Ejecutivo no acepta eventos no controlados para reducir al mínimo cualquier reclamo o incidente que afecte lo que él cree que es su reputación como demócrata.
Por paradójico que resulte, no ha sido un personaje cercano a la gente y su amor al pueblo se ha traducido en el reparto de dinero.
Por supuesto, no se niega que algunos de sus programas sociales han sido eficaces y que las candidatas han ofrecido continuar.
La pala. Ese instrumento rudimentario que Cecilia Flores quiso entregar al Ejecutivo de propia mano, es el significado de la mayor rendición del Estado frente a la violencia y la insensibilidad para atender una herida de miles de familias, para la historia de México, y que no podrá ser sanada por generaciones.
Cecilia Flores intentó en dos ocasiones ser recibida en Palacio Nacional, pero fue rechazada y acusada por el morenismo de servir a los intereses de los enemigos, porque, aunque se niega, lo son. A los adversarios se les respeta, a los enemigos se les deja caer el peso del Estado. Así ha funcionado.
A estas mujeres que viven en el dolor constante se les pide corrección política, se les reprende y se les regaña por haberse atrevido a tratar de “un modo impropio” al líder. “Es mejor hacer propuestas que hacer críticas”.
Se olvida que son víctimas de un acto omisivo de las autoridades que protestaron cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ésta se derivan.
En la ansiedad de pasar a la historia, hoy las víctimas son aliadas de las fuerzas opositoras. Los padres de los 43 jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa hoy son enemigos del régimen, cuando se les utilizó con fines electorales en 2018 y lo mismo ocurre con las madres buscadoras y muchos otros grupos sociales con carencias esenciales, que lo único que buscan es hacer lo que el ahora titular del Ejecutivo saliente les dijo desde el inicio de su gestión: yo soy, y nadie recibe nada si no es por mí.
Si pueden afectar su imagen, son excluidos, condenados al señalamiento y abandono, al desdén. Refraseamos: el desdén y la insensibilidad han sido la constante y así cerrará en los próximos meses este primer gobierno de una izquierda adulterada.
A lo anterior habrá que agregar la controversia constante por la alteración del padrón de personas desaparecidas con la aparente finalidad de restar ese negativo para Morena en la campaña presidencial. El gobierno federal ha dicho que ha podido localizar a 20 mil personas que estaban en dicho padrón, reconociendo una cifra cercana a los 100 mil desaparecidos.
Sin embargo, para la ONG Data Cívica las autoridades federales tienen inconsistencias en dicho registro, en el que desaparecen nombres y folios, se modifica la metodología y entregan resultados no verificados. Por ello presentó la plataforma Volver a Desaparecer, cuyo link dejamos aquí: https://volveradesaparecer.datacivica.org/
El conflicto ha llegado a tal grado que el Colectivo 10 de Marzo logró una suspensión definitiva para que el Presidente y la Comisión Nacional de Búsqueda no modifiquen tales registros.
