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¿Qué beneficios habrá con las nuevas normas de home office?

Jesús Sesma Suárez

Jesús Sesma Suárez

Hace algunas semanas entró en vigor la nueva legislación para regular el teletrabajo y el trabajo a distancia en México, modalidades que desde hace años se aplican en muchos países alrededor del mundo como una manera de hacer más eficiente la productividad y que, a raíz de la pandemia por coronavirus, cobraron un gran auge. Pero, ¿qué implica esta nueva legislación, tanto para empresas como para personas trabajadoras?

Lo primero que debemos hacer es comprender los conceptos de estas nuevas modalidades de trabajo. Si bien, tanto el trabajo a distancia como el teletrabajo comparten la característica de ser actividades realizadas en un lugar distinto a las instalaciones físicas de la empresa o centro de trabajo, lo que las distingue entre sí es que, en la segunda, predomina el uso de tecnología y de medios informáticos para su realización. Lo anterior, en virtud de que hay actividades laborales que pueden realizarse a distancia sin depender del uso de la informática y las telecomunicaciones.

En ese sentido, nuestro país ha dado un paso muy importante, pues, gracias al decreto publicado hace unas semanas en el Diario Oficial de la Federación, ahora se reconoce el concepto de teletrabajo (también conocido como home office o trabajo en casa) y se establecen las obligaciones y los derechos tanto de patrones como de personas trabajadoras.

Desde hace varios años, el teletrabajo y el trabajo a distancia se han visto en varios países como una alternativa para eficientar los procesos laborales, debido a los beneficios que aporta, tales como un ahorro para las empresas en los costos inmobiliarios, mayor productividad de las y los trabajadores, al no perder tiempo en trayectos hacia la oficina, menos gasto en infraestructura, eliminar la problemática de ausencias laborales, descentralizar los puestos de trabajo, contratar a personal más calificado, sin importar su ubicación o disponibilidad de desplazamiento hacia la sede de la empresa, así como ahorro en pago de servicios, entre otros.

Por su parte, con estas modalidades de trabajo, las personas trabajadoras acceden a beneficios como la posibilidad de trabajar en lugares distintos a su oficina, mejorando con ello su calidad de vida y fortaleciendo los lazos familiares, pues ahorran tiempo y dinero en comida, gasolina o pasajes, al tiempo que evitan el estrés que implica el traslado al centro de trabajo. De igual manera, quienes tienen responsabilidades como el cuidado de sus hijos o algún pariente en el hogar, pueden realizar sus jornadas laborales al tiempo de cubrir dichas responsabilidades o, simplemente, poder pasar más tiempo con las personas con quienes comparte el hogar.

Cabe destacar que la nueva legislación que entró en vigor en nuestro país establece que las empresas apoyen a sus trabajadores y trabajadoras con los gastos de internet y una parte proporcional del pago por la energía eléctrica; también deberán proporcionar, instalar y encargarse del mantenimiento de las computadoras, sillas ergonómicas e impresoras, entre otros. Para el trabajador se deberá respetar el derecho a la desconexión y podrán recibir seguridad social y prestaciones como cualquier otro trabajador o trabajadora.

También debo decir que me siento muy satisfecho de compartir que en el Partido Verde fuimos los principales promotores del home office o trabajo en casa, incluso antes de que la pandemia obligara a adoptarlos, considerando que también el medio ambiente se verá beneficiado, ya que el evitar la aglomeración de automóviles contribuye a mitigar la contaminación atmosférica y el impacto ambiental generados por el uso del auto y los congestionamientos viales.

Creo que el implementar esquemas más flexibles para la jornada de trabajo, permitiendo la coordinación entre personas trabajadoras y patrones, es un gran avance que pone a México al día en materia laboral.

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