Se buscan líderes

Se necesitan líderes, especialmente en el partido Morena, dentro de los que apoyaron el proyecto de la 4T para que puedan disentir. Se necesitan líderes especialmente valientes para discrepar con sus propios amigos, compadres o socios. Se buscan líderes en la ciudadanía que ayuden a educar a los ciudadanos en sus derechos y sus obligaciones

El 3 de junio la ciudadanía se hizo polvo. El aplastante peso del Estado fue volcado hacia las elecciones; dejó a los ciudadanos con la sensación de que nada podía hacer. De que un Estado y un presidencialismo exacerbado tenían un poder ilimitado. Paradójicamente, cuando se rindieron ante eso, fue cuando le dieron un poder ilimitado.

Es como si la ciudadanía estuviera en un shock postraumático, de tal forma que, ante la tristeza, la vergüenza o el dolor —no importa cuál de todos— se esfumaron las voces de liderazgo. En ningún mundo posible es bueno el poder ilimitado, el del tirano. La palabra “tirano” viene del griego tyrannos, que significa “señor” o “amo” (www.etimiologiasdechile.com). ¿Cómo se hace un amo? Ante la imposibilidad de cuestionar, de crear nuevos caminos. Ese personaje no se convierte en amo hasta que otros se someten a él. El poder ilimitado que se le está otorgando a la investidura presidencial sólo es posible porque todos los que participan del partido se han sometido a él. Y porque la oposición también se lo permite. Y porque la ciudadanía también se lo permite.

Se buscan líderes que pongan alto a un tirano. A la voz infinita y monótona que ronronea todas las mañanas y que no acepta cuestionamientos.

Se necesitan líderes, especialmente en el partido Morena, dentro de los que apoyaron el proyecto de la 4T para que puedan disentir. Se necesitan líderes especialmente valientes para discrepar con sus propios amigos, compadres o socios.

Se buscan líderes en la ciudadanía que ayuden a educar a los ciudadanos en sus derechos y sus obligaciones, que consigan adherir a las polis, que ayuden a sacar la indiferencia y el marasmo que reina en los hogares. En aquello que se ha convertido el “buscar el bien para mí y mi familia, pero por los demás no puedo hacer nada por ellos”.

Se buscan líderes en el estudio y desarrollo del mejor sistema educativo posible. La educación es la posibilidad de un futuro para cualquier país. Los personajes que llegan a la SEP son decadentes, acomodaticios y de inteligencia muy disimulada (en caso de tenerla). Se requieren líderes que puedan generar un proyecto de acuerdo con lo que necesita un país complejo, que los formen para resolver los problemas que enfrentarán en no pocos años, y que permitan la concordia entre todos los Méxicos posibles.

Se buscan líderes que entiendan que sólo trabajando con otros líderes se puede organizar un país tan complejo como México. Líderes que reconozcan otros líderes, que no le tengan miedo al brillo ni a la inteligencia de otros. Que no presuman saber todo, pero que puedan presumir tener el equipo más talentoso, más creativo, más aguzado en leer los signos de lo que le sucede al país.

Se buscan líderes que entiendan la profundidad y la sutileza de lo que es una patria, como lo plantea el doctor Arlotti: “La patria no es un lugar natural, no es terrae patris, sino un espacio donde se realiza el bien común con base en la obediencia a leyes”. Subrayo bien común y obediencia a leyes, no creación de leyes a modo.

Se buscan líderes que no vean el servicio público como el éxito personal o financiero.

Líderes que no se dejen impresionar por el dinero y el poder, que su mirada esté puesta en el servicio. Que ni ellos ni su descendencia confundan logros con oro, relojes, zapatos, marcas, propiedades y bacanales.

Se buscan líderes que no utilicen la palabra honestidad para esconder mentira y rapacidad.

Se buscan líderes humanos; no se requieren pasados perfectos.

Se buscan líderes cuyo amor a la verdad sea más importante que su amor a una ideología.

Se buscan líderes que sientan amor y gratitud hacia México. Que entiendan y quieran todo lo que es México, empezando por su bandera, Himno y Escudo, pero, sobre todo, aquello que es cultura viva: disfrutar la cotidianeidad de las tortillas, la ambivalencia hacia los chiles en nogada, la salsa que pica, el aguacate, las canciones de José José y Marco Antonio Solís; los niños genios que ganan las olimpiadas de matemáticas, los atletas que llegan solos a los Juegos Olímpicos, pero que cuando ganan son tan generosos que ganan para todos, y la bondad de aquellos que siempre tienen un lugar disponible en la mesa. Servir a ese México.

Al final, se buscan líderes con una ética diferente a la que han mostrado las generaciones anteriores, que tengan una mayor creatividad para resolver los problemas y que tengan suficiente confianza en sí mismos para poder aceptar la ayuda de otros.

Se buscan líderes. Recompensa: un México mejor.

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