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Urge modelo de salud con perspectiva de género

Imagen de la Mujer

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Por Alicia Strathern

La salud mental de las mujeres debe ser una de las grandes prioridades en el país. Que ningún funcionario público se atreva a cuestionarlo.

La vida cotidiana está volviéndose imposible. Cada una de nosotras enfrenta situaciones donde las responsabilidades y cargas personales se mezclan. A todo eso hay que agregarle jornadas largas de trabajo y salario desproporcionado, episodios de discriminación que puedan presentarse y la constante amenaza de la inseguridad en la vía pública.

¿Cómo esperar que realicemos actividades de manera óptima?

Lograr un equilibrio físico y mental va más allá de mantener una actitud positiva. Estamos hablando de problemáticas fuertes en la salud. Lamentablemente, en México se ignora a ocho de cada 10 personas con problemas o condiciones mentales, de acuerdo con datos publicados en un artículo en El Economista, en abril pasado. Aquellas personas que son atendidas, no siempre reciben el tratamiento adecuado.

La demanda de servicios de salud mental es cada vez mayor y el mismo artículo apunta que hay poco crecimiento en cuanto al financiamiento y desarrollo de investigación en esta área.

En el caso específico de las mujeres, hay aún más pendientes. Una investigación de Shoshana Berenzon, María Elena Medina Mora y María Asunción Lara Cantú señala que las mujeres no van con los especialistas en salud mental a tratarse “por pensar que nadie las puede ayudar, tener vergüenza de platicar sus problemas, no saber a dónde ir, la oposición por parte de la familia y pensar que el tratamiento podría ser muy costoso”.

El acceso a estos servicios es un punto clave. Cada mujer, en cualquier lugar donde se encuentre, debe ubicar con facilidad a un especialista que le brinde apoyo.

Por lo tanto, las autoridades competentes tienen que responder a esta necesidad sin perder de vista que el servicio sea asequible.

Al mismo tiempo, se requiere de una serie de acciones imprescindibles. Por un lado, hay que impulsar las carreras en medicina para incrementar el número de especialistas, remodelar hospitales y garantizar el abasto de medicamentos. Por el otro, hay un elemento que también urge integrar para procurar el bienestar de las mujeres: la perspectiva de género.

Nuestros estilos de vida exigen una transición a un modelo de salud en el cual se tomen en cuenta determinantes de género. Éstos se refieren al conjunto de normas, expectativas y funciones sociales que giran en torno al género del paciente y que suponen factores de riesgo para la salud o que determinan comportamientos en la promoción de la salud o las respuestas a la hora de recibir atención sanitaria.

Como los servicios de salud siguen enfocándose en una perspectiva biológica, los factores sociales, psicológicos y culturales han sido ignorados y, por consecuencia, nuestras necesidades de salud son incomprendidas.

Pensemos en los casos donde no se reconoce la posibilidad de que los trastornos estén directamente relacionados con ambientes tóxicos en los ámbitos laborales o familiares. Analizar y entender la raíz de los trastornos mentales tiene que ser parte de los primeros pasos hacia el bienestar, ya que el tratamiento puede ir más allá de los fármacos.

La perspectiva de género tiene que ser parte de la práctica médica. Este es un asunto prioritario y no opcional. Es momento de exigirle a las autoridades que ajusten y reajusten el modelo de salud para atender las necesidades de la población de manera integral.

Quien vaya a ser el siguiente presidente de México tiene una misión esencial que cumplir. Sin salud no habrá progreso en ningún ámbito de la vida nacional y las mujeres tenemos que estar bien para poder participar como agentes de cambio.

Twitter: @lichaliteral

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