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Sin tomárselo a pecho

Imagen de la Mujer

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Por Alicia Strathern

Amamantar puede ser una experiencia difícil y estamos listas para iniciar esta conversación. La maternidad conlleva muchos retos a nivel físico, emocional y mental. Las mujeres necesitamos apoyo en esos aspectos para lograr una labor más equilibrada, sobre todo cuando detectamos que hay que tomar decisiones respecto a la alimentación de nuestros bebés.

Una vez con el niño o la niña en brazos, en automático se asume que hay que dar pecho. Considerar cualquier otra posibilidad es un insulto a la naturaleza femenina. No debería ser así.  Esta creencia está tan enraizada en nuestra sociedad que, en muchos casos, es la misma mujer la que siente que fracasa si no cumple con “las expectativas”.

Yo misma pasé por una situación estresante hace algunos meses. Diversas complicaciones me mostraron que dar pecho no era viable y que la experiencia tenía un impacto negativo en la salud de mi hijo. Al mismo tiempo, un sentimiento de culpa me hacía creer que estaba incumpliendo como madre. Siguieron presentándose dificultades y de inmediato tuve que tomar cartas en el asunto para evitar que la situación empeorara. Así que opté por la alimentación con botella.

¿Me convertí en una mala madre de la noche a la mañana? ¿Traicioné a mi propio cuerpo por no amamantar? Pese a todos los sentimientos encontrados, estoy convencida de que la respuesta a ambas preguntas es no. Puedo decir con toda seguridad que lo que hice fue expandir mis horizontes y darle una mejor experiencia a mi bebé y a mí misma. Hasta el día de hoy, sigo firme en que esta fue la decisión correcta.

Haber pasado por este agotador episodio me dejó pensando en todas aquellas mamás que han enfrentado situaciones similares. ¿Cuántas hubieran querido explorar otras formas de alimentación, pero no lo hicieron por miedo a ser tachadas de “flojas”? Éste y cualquier otro tipo de calificativos son crueles. Ser mamá también es empoderarse. Es usar un criterio propio para determinar qué es lo óptimo en cada etapa de la lactancia. No se requiere justificación ni aprobación de alguien más, salvo la guía profesional de los doctores. La iniciativa de cada mamá es suficiente.

Hay mujeres que de antemano eligen cómo alimentar a su bebé y, cuando éste nace, proceden de acuerdo con lo planeado. Celebro que ejerzan esa libertad y que se mantengan firmes, pese a cualquier crítica que les llueva después. Ellas son ejemplo de autonomía, un atributo que le va muy bien a la maternidad.

Por otra parte, noto que el tema de los vínculos afectivos es una de las razones por las cuales hay tanta insistencia en amamantar. A mí me ha tocado escuchar que, si una no da pecho, la relación entre mamá y bebé no va a ser igual. Que siempre va a “hacer falta” algo. Amamantar es una forma indiscutible de afecto; sin embargo, para quienes han optado por otros métodos, también hay formas de transmitir cariño, como el contacto piel con piel, el contacto visual, compartir espacios físicos y hablar o cantar.

Independientemente de cómo se alimente al bebé, el cariño de madre siempre va a estar presente y esto también es indiscutible.

Me parece que se puede hablar más sobre las dificultades de amamantar. Es momento de abrir la discusión y crear espacios para hacerlo en familia. A nivel social, es importante asegurarse de que las mamás tengan acceso a todos los recursos necesarios e información para evaluar opciones y tomar decisiones. La prioridad es mantener a los bebés sanos y el método es absolutamente personal.

Twitter: @lichaliteral

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