La esperanza es femenina

Mujeres demuestran ética profesional de servicio.

Por Carla Erika Ureña

En estas últimas semanas, cuatro perfiles femeninos en posiciones clave del desempeño de lo público han mostrado, sin lugar a duda, que las mujeres no sólo estamos listas para ocupar los espacios de liderazgo en igualdad, sino que además, lo hacemos con integridad, dignidad y congruencia con los más elevados valores democráticos, institucionales y de la ética profesional de servicio. Me refiero a la señora ministra presidenta de la SCJN, Norma Piña Hernández; la magistrada de la Sala Superior del Tribunal Federal Electoral, Janine Otálora Malassis; la comisionada presidenta del Inai, Blanca Lilia Ibarra; y la politóloga y periodista María Esther Azuela Gómez.

En el caso de la doctora Norma Piña, a sólo tres meses de su designación como presidenta del pleno de la SCJN y titular del Consejo de la Judicatura Federal, ha sabido generar confianza entre la ciudadanía en la labor del Poder Judicial, incrementando en 9 puntos porcentuales esta confianza a raíz de su nombramiento. Con un liderazgo discreto, pero firme, ha dejado claro que el máximo parámetro de conducta que rige a los juzgadores bajo su liderazgo es la independencia, el respeto al orden constitucional y la protección y garantía de los derechos humanos de la ciudadanía, con objetividad e imparcialidad para la emisión de las resoluciones judiciales. Y ha sido precisamente la decidida defensa de la independencia judicial lo que le ha valido la constante agresión misógina por parte del titular del Ejecutivo y adeptos a la ideología política del mismo. Aun a pesar de la violencia política de género de la que es objeto, la ministra continúa con su tarea de fomentar la cultura de la legalidad y la integridad del Poder Judicial sin interrupciones ni distracciones que valgan. 

Por la misma línea de congruencia e integridad judicial, la magistrada Otálora ha dado cátedra de derecho electoral esta semana, al defender el proyecto por el cual se resuelve la inaplicación del artículo 17° transitorio del paquete de reformas electorales conocido como el #PlanB. A pesar de la infundada descalificación desde los canales oficiales de comunicación del gobierno federal, la magistrada observó con dignidad y valentía el principio de ética jurídica que enmarca que los juzgadores hablan por sus resoluciones y defendió los principios constitucionales actuando en el marco de las facultades que la propia Carta Magna confiere al Tribunal del cual forma parte. Esta línea de conducta ha sido la constante en la carrera de la también abogada y politóloga comprometida con la igualdad de género y la democracia a lo largo de su carrera en el Poder Judicial.

En el caso de la comisionada presidenta del Inai, Blanca Lilia Ibarra, el discurso pronunciado la semana pasada ante el pleno del Senado deberá quedar registrado en la historia de la defensa del derecho de acceso a la información con máxima transparencia, publicidad y eficiencia para la debida vigilancia del ejercicio en el poder. Sus palabras: “No hay democracia que pueda vivir sin transparencia; no hay justicia sin publicidad, porque lo injusto no soporta verse descubierto”, deben convertirse en el recordatorio constante del peligro que encierra para la democracia la actuación desde la opacidad de los gobiernos, con independencia del espectro ideológico en que éstos se ubiquen.

Por último, pero no menos trascendente, el pronunciamiento público que realizó María Esther Azuela como integrante del Comité Técnico de Evaluación para la designación de los cuatro nuevos miembros del Consejo Ejecutivo del INE, denunciando irregularidades en el proceso de selección que permitió el avance de seis perfiles con una pública afinidad política al partido en el poder, que vulnera el principio de imparcialidad que debe regir a dicho Instituto, es muestra irrefutable del compromiso ético y de servicio que se asume con responsabilidad e integridad ante la opinión pública. Máxime, cuando ha sido la única en exponer abierta, pero respetuosamente dichas irregularidades.

Los liderazgos femeninos independientes y valientes desde la autonomía personal están listos para asumir cada vez más posiciones de poder. Y México debe estar listo para recibirlos. Por algo la esperanza es femenina.

@CarlaEUrenaA

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