“Duermo tranquilo…”
Una de las mayores tragedias de las que tenemos memoria respecto a las vicisitudes que sufren los migrantes indocumentados en México, fue la horrible muerte de 40 hombres, y por lo menos otros 25 heridos en una “estación migratoria” instalada en Ciudad Juárez, ...
Una de las mayores tragedias de las que tenemos memoria respecto a las vicisitudes que sufren los migrantes indocumentados en México, fue la horrible muerte de 40 hombres, y por lo menos otros 25 heridos en una “estación migratoria” instalada en Ciudad Juárez, Chihuahua. El comisionado del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño, declaró: “Yo estaba a mil 800 kilómetros de distancia de esa instalación; duermo tranquilo”.
Con esa ligereza respondió a las preguntas de los reporteros, quienes le cuestionaban si iba a renunciar; el señor Garduño dejó ver su falta de dignidad y compromiso institucional, y decidió seguir en su puesto, previo apoyo explícito del Presidente de la República.
Ante la presión de la opinión pública, el Presidente dijo que lamentaba este incidente e informó que la Fiscalía General de la República había iniciado una investigación, por lo que “habrá que esperar qué resuelve”. Acusó a la prensa al decir que él no iba a abonar al “amarillismo y el sensacionalismo de los medios de comunicación”, comparando al periódico Reforma con el Alarma, ése sí, un pasquín grotesco. Defendió a Garduño de quien dijo conocer desde hace muchos años, y a quien considera un “hombre bueno”.
El secretario de Gobernación, Adán Augusto López, responsable principal por mandato de ley del INM, argumentó que Garduño “fue omiso en sus obligaciones de proteger las instalaciones y personas a su cargo y lo acusó de ejercicio indebido del servicio público, por lo cual podrá afrontar esta etapa procesal en libertad, como es también su garantía constitucional, y se mantiene en el ejercicio de su cargo, atendiendo los asuntos del instituto”.
En la primera audiencia a la que tuvo que acudir Garduño se le hizo saber que, como resultado de la visita de inspección a la citada estación, se encontró que se carecía de las más elementales medidas de protección como era que las salidas del centro estaban tapadas, que nadie llamó a los bomberos, que los agentes responsables de abrir la celda donde los migrantes desesperados pedían salir se alejaron sin explicación o razón alguna.
Los supervivientes declararon haber sido extorsionados por los agentes migratorios, quienes les pedían dinero para ser puestos en libertad.
Garduño se reservó el derecho a declarar dejando el proceso a cargo de sus abogados.
Al escribir estas líneas, el asunto ha desparecido de la atención pública, por lo que no hay manera de conocer qué medidas preventivas ha tomado el doctor Garduño (el título de doctor en derecho y ciencias jurídicas lo obtuvo de la Universidad del Distrito Federal y una maestría en la Universidad de Ciudad Juárez) en el resto de las “estaciones migratorias”.
No obstante, esas “credenciales académicas”, destaca más el hecho de haber sido responsable del sistema penitenciario de la Ciudad de México cuando López Obrador fue jefe de Gobierno. Las críticas son contundentes, ¿es correcto hacer responsable del cuidado de gente inocente, que sólo busca un mejor horizonte para sus familias, a una persona que tiene experiencia en administrar cárceles? ¿Dónde quedó la política migratoria con una” visión humanitaria” de la 4T?
En este espacio he insistido en múltiples ocasiones que la política migratoria debería ocupar un lugar relevante en el gobierno federal. Somos uno de los países en el mundo con mayores volúmenes de personas en movimiento, tanto nacionales como extranjeros, la vecindad con Estados Unidos nos hace únicos en ese sentido.
El presidente Biden se ha visto obligado a endurecer los controles de su frontera sur ante la crítica de los Republicanos, quienes lo acusan de ser débil al poner orden a la creciente ola de migrantes y drogas provenientes de México, y nuestro país no podrá evadir ser “el muro” de estos flujos de personas.
En 2024, México y Estados Unidos tendrán sus respectivos procesos electorales para elegir a sus nuevos gobernantes empezando por los presidentes, más legisladores federales, un gran número de gobernadores, funcionarios estatales y locales.
Desde ahora es fácil suponer que serán procesos extraordinarios por la polarización política que cada uno enfrenta. La migración, junto con el narcotráfico, serán temas prioritarios en la agenda bilateral. Dado el evidente fracaso de sus respectivas políticas públicas en estos dos temas, cabe preguntar, ¿habrá nuevas propuestas?
