Logo de Excélsior                                                        

La Iglesia y los migrantes

Gustavo Mohar

Gustavo Mohar

El presidente Obama estuvo en México y evitó mencionar el asunto de la reforma migratoria pendiente en su país. Como he mencionado en artículos previos, el tema migratorio es uno de los asuntos políticos más controvertidos en Estados Unidos. Toca la esencia de su propia historia, de su identidad y de sus contradicciones internas.

No obstante que Obama ha reiterado que espera alcanzar dicha reforma antes de terminar su mandato, la mayoría de los analistas y expertos en el tema coinciden que será muy difícil que ello suceda. No, mientras represente el menor éxito para su gestión a lo que sus oponentes políticos no le quieren dar ni un respiro.

Surge entonces la pregunta: ¿Qué hacer con los millones de indocumentados que viven allá desde hace años, sujetos a la constante angustia de ser identificados y deportados a sus países de origen?

Hay una historia poco conocida que viene a bien recordar en  estos momentos: la influencia y compromiso de las iglesias de diversos credos presentes en Estados Unidos  en favor de los migrantes.

Son innumerables las organizaciones religiosas que protegen, defienden y orientan a los indocumentados. Al igual que en nuestro país, miles de religiosas y religiosas de diversas creencias trabajan silenciosamente cada día en clínicas, escuelas, talleres, o en sus propios templos e iglesias dando un respiro y refugio a familias que carecen de papeles.

En los 90, la Iglesia católica fue instrumental en cabildear e influir activamente para que el Congreso de ese país otorgara a cientos de miles de centroamericanos la posibilidad de ir a Estados Unidos o quedarse si ya estaban en él, debido a desastres naturales (el Huracán Mitch o terremotos en Honduras y Nicaragua). No obstante, que se les dio un “estatus de protección temporal”, millones de nacionales de esos países han gozado del derecho a radicar, trabajar, viajar a sus lugares de origen, ¡por más de 20 años!, sin importarles el derecho a naturalizarse, lo que ha sucedido con el tiempo, al tener hijos nacidos en territorio estadunidense.

La labor de cabildeo y presión que en su momento ejerció la Iglesia Católica fue determinante para alcanzar ese beneficio.

Al igual que los centroamericanos, encuestas recientes confirman que la mayoría de los indocumentados quieren  contar con documentos que les permitan vivir sin la angustia de ser deportados, separados de sus familias, de poder trabajar y recurrir a la justicia sin miedo. El debate entre los políticos si dar esa oportunidad es crear  un electorado demócrata cuando se hagan ciudadanos, es algo que está alejado de sus necesidades y aspiraciones.

Otro caso es el surgimiento del movimiento autodenominado Santuario, formado por un grupo de congregaciones con diversos credos construyeron instalaciones  para dar protección a refugiados y migrantes en general. Fundado en la frontera entre Arizona y Sonora, muy rápido se extendió a Chicago, California y Texas, Algunos de sus integrantes fueron demandados por el Departamento de Justicia que los acusaba de “proteger extranjeros ilegales, facilitarles el ingreso a Estados Unidos, transpórtalos y orientarlos”. Después de una larga batalla legal, salieron victoriosos, ya que los tribunales declararon que sus tareas estaban en sintonía con los valores humanitarios más altos.

Un caso que generó una enorme interés y debate es el de la michoacana Elvira Arellano, quien se cruzó la frontera en 1997 y fue deportada en 2006, no obstante tuvo un hijo estadunidense. La señora Arellano vivió 12 meses en una iglesia de Chicago huyendo de las autoridades migratorias; tiempo después  fue  arrestada en la Iglesia de Nuestra Señora  María de Los Ángeles, en la ciudad que lleva ese nombre,  donde iba a dar una platica a madres con situaciones similares a ella.

Esta breve reseña lleva a pensar: ¿Qué harán ahora las congregaciones religiosas en Estados Unidos ante el enorme desafío que enfrentan sus seguidores y fieles  indocumentados? El Papa Francisco declaró hace poco al visitar la isla de Lampedusa, puerta de entrada a Europa de migrantes africanos: ¨La Iglesia está cerca de ustedes en la búsqueda de una vida más digna para vosotros y para vuestras familias¨. Veremos.

                *Director de Grupo Atalaya

                gustavo.mohar@gmail.com

                Twitter: @GustavoMohar

Comparte en Redes Sociales

Más de Gustavo Mohar