Frentes Políticos / 29 de septiembre de 2024

1. Don nada. Carlos Manuel Merino, el gobernador interino de Tabasco, ha pasado inadvertido. Ya se va. Asumió el cargo en 2021, no por elección popular, sino por designio de su predecesor, Adán Augusto López. Su mandato estuvo marcado por la inexperiencia y la falta de ...

1. Don nada. Carlos Manuel Merino, el gobernador interino de Tabasco, ha pasado inadvertido. Ya se va. Asumió el cargo en 2021, no por elección popular, sino por designio de su predecesor, Adán Augusto López. Su mandato estuvo marcado por la inexperiencia y la falta de autoridad, como lo demuestra que Tabasco, bajo su gestión, se hundió en los índices más altos de criminalidad, dejando a la población aterrorizada. Para colmo, su equipo es una bomba de egos desatados, protagonizando pleitos ridículos que sólo exhiben su incapacidad de gobernar. Si Tabasco sobrevivió, no fue gracias a él. 

2. Continuidad total. Claudia Sheinbaum, presidenta electa, no deja lugar a dudas: su gobierno será la secuela directa de la 4T que inició Andrés Manuel López Obrador. Desde Tepic, confirma que no habrá marcha atrás ni corrupción ni privilegios. Eso sí, con el “humanismo mexicano” y “los pobres primero” como bandera, promete que los programas de Bienestar llegarán hasta la Constitución. La doctora no escatima en promesas: más infraestructura, trenes, carreteras y el fortalecimiento del puerto de Nayarit. Su reto será levantar todo lo que prometió y no pudo el pésimo mandatario Miguel Ángel Navarro. Gracias. 

3. Época de despedidas. Andrés Manuel López Obrador asegura irse “contento y tranquilo”, dejando como herencia una Constitución restaurada a sus “orígenes de justicia y libertad”. Con 20 reformas, promete devolver el sentido de bienestar que, asegura, los neoliberales le arrancaron. La “nueva” Constitución llevará los programas de apoyo al rango constitucional, un legado imborrable para el pueblo. López Obrador confía en Claudia Sheinbaum, su sucesora, destacando su preparación y experiencia. Al final, lanza un dardo al Poder Judicial: “No se dejen manipular”. Se va satisfecho.

4. Lady sonrisas. Luisa María Alcalde, nueva presidenta de Morena, dice que la “raíz” del partido es que todos puedan aspirar a ser felices. Así, sin rodeos, asegura que ésa es la “bella y noble causa” del movimiento. Parece una dosis de optimismo para un partido que, entre pleitos y reformas, no siempre pinta un escenario tan color de rosa. Luisa Alcalde, fiel al proyecto de López Obrador desde sus días en la UNAM, sube un peldaño más en su carrera meteórica. ¿Felicidad para todos? Suena lindo, pero gobernar es más que sonreír. Morena tendrá que demostrar que no todo es discurso, sino resultados. Y ahí sí, el que ríe al último, ríe mejor. 

5. Diplomacia vintage. Alicia Bárcena, canciller de México, desempolva viejas ideas y propone reformar el Consejo de Seguridad de la ONU. Busca eliminar el veto de potencias como EU o Rusia, o al menos limitarlo en casos de genocidio y crímenes de guerra. Suena ambicioso, pero es un déjà vu diplomático: propuestas como ésta llevan décadas atascadas. En su discurso, Bárcena no se olvida de Ecuador, condenando la toma de la embajada mexicana en Quito en abril pasado, una violación flagrante del derecho internacional. Reformas o no, la diplomacia mexicana sigue jugando en ligas mayores.

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