Logo de Excélsior                                                        

Tequila, entre el orgullo y el modelo

Francisco Zea

Francisco Zea

Línea estratégica

A veces estamos tan metidos en criticar a nuestro propio país que somos miopes para ver las maravillas que podemos ofrecer al mundo. Una de ellas es el tequila. La bebida hecha de la destilación del agave azul “tequilana weber” es apreciada en el mundo. No sólo es la siembra y cosecha de una agavacea, también importan su destilación y envasado, pero lo más valioso es que es el producto de personas fantásticas que tienen en la sangre la savia del agave, cuyo origen griego significa “noble”, y ellos tienen eso en el alma, nobleza y pasión por México, el tequila y por Tequila, el pueblo mágico. Este fin de semana, pude conocer la labor del Consejo Regulador del Tequila en Jalisco, órgano técnico y rector co–responsable del crecimiento exponencial de las ventas, pero, sobre todo, de la calidad y creatividad de la industria.

En México existe la Norma Oficial Mexicana, un listado de características, requisitos y procedimientos que debe de cubrir, en este caso, el tequila para ser avalado como producto de “denominación de origen”. En el mundo hay muchas denominaciones de origen que le dan riqueza a la región y hacen únicos los productos de esos lugares; tal es el caso de la Champagne, Rioja, Maple, Cognac. En México se reconocen 17 denominaciones de origen, como la vainilla de Papantla, el chile habanero Yucateco, el tequila, el mezcal o la bacanora. De estas 17 denominaciones, 14 tienen que ver con el campo y eso es un detonante importante en el desarrollo de regiones muy pobres.

En el caso del tequila, el Consejo Regulador de esta bebida es fundamental como órgano ordenador y asesor técnico de los productores. Ha desarrollado una infraestructura que le permite georeferenciar los campos de agave plantados, calculando la existencia de plantas y la duración de la materia prima de la bebida en el tiempo; puede asesorar a los productores en las mejores prácticas de siembra y cosecha y, a través de drones, actualizar la existencia de plantas; ha creado laboratorios en los cuales preservan el ADN de cada una de las marcas agremiadas en el consejo, para tener un control de calidad y uniformidad en la producción para desarrollar y afianzar la personalidad de cada productor y también es guardián de que cada producto cumpla con la norma en materia de añejamiento y fabricación. Sus visores están en cada hacienda sellando las barricas, para certificar que un producto sea reposado, añejo o extra añejo. El apoyo de la Secretaría de Economía ha sido invaluable, y ha respetando la autonomía de autoregulación de los productores y apoyado la labor del CRT.

En este esfuerzo una figura fundamental ha sido Ramón González, director del CRT, del que me enorgullece ser amigo, quien ha mostrado este mundo maravilloso a mexicanos y extranjeros y nos ha contagiado el amor por esta bebida, que no sólo son plantas y hornos, es amor, dedicación, conocimiento y paciencia. Hasta ayer, de Juan Domingo Beckmann sólo sabía que era el dueño de Casa Cuervo, pero aprendí que es un apasionado de Tequila, que ama los autos antiguos y carruajes, y que tiene gusto por el arte y la charrería como patrimonio de la región en donde tiene su negocio, que resguarda como un  tesoro. Ha escuchado a una mujer inteligente que ha convertido a Tequila y la experiencia de una marca en todo un destino turístico que recibe al año la friolera de 200 mil visitantes, tan sólo con el flujo de turistas de un hermoso tren, remozado, por cierto el original tren maya, con tequila, comida y extraordinario servicio, ella es Araceli Ramos, a quien se le ocurrió la locura de que, La Rojeña, la Hacienda tequilera más antigua del país, podía llenarnos de orgullo y maravillar a mexicanos y extranjeros, a quienes se nos cae la baba de ver nuestros campos de agave, jimadores y maestros tequileros, además de una exquisita colección de arte y un hotel de clase mundial. Todo lo descrito, limitado por el espacio de las letras, es “Mundo Cuervo” en el pueblo mágico de Tequila y es la mística de esta bebida, por la que tenemos fama en el mundo y dos grandes responsables de este éxito son Araceli y Ramón, a quienes desde aquí agradezco que me hagan sentir tan orgulloso. ¡Y lo que falta!

En suma, la industria tequilera que no sólo es Cuervo y el CRT, ha contribuido al desarrollo regional apoyando a más de 70 mil familias, generando 5 mmdp en IEPS, exportando por minuto 423 litros de nuestro místico elixir a 120 países. El próximo mes de mayo se cumplen 25 años del CRT y los festejos se antojan apoteósicos. Vienen a Guadalajara 40 denominaciones de origen y se organizará una cena el 31 de mayo, totalmente cocinada con productos de DO, esto es para sentirnos completamente orgullosos. En suma, sé que hay un montón de malas noticias, pero hoy se me antojó imaginar que todos en el país podemos replicar modelos de éxito como el tequila y sentirnos orgullosos en lugar de vivir en la eterna mentada de madre diaria. Bueno, ¡sólo imaginé!

 

Comparte en Redes Sociales