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La exoneración de Cienfuegos

Francisco Zea

Francisco Zea

Línea estratégica

Independientemente de haber leído los documentos entregados a la Secretaría de Relaciones Exteriores por el Departamento de Estado de EU, más no el expediente de 700 hojas, no ha cambiado un ápice mi punto de vista expresado en estas líneas sobre la captura del exsecretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos. De entrada, reiteró lo anacrónico que me resulta que alguien, ya no digamos el segundo hombre más poderoso del país, utilice una BlackBerry, en un año (2015) cuando ésta estaba francamente en desuso. De la misma forma, no me imagino a un hombre como Cienfuegos en el baño de un Vips escribiéndose con el sobrino del H2, pactando protección para una escisión de un cártel de segunda y menos me imagino a un secretario escribiendo con faltas de ortografía. Aquel que haya visto a un secretario de la Defensa, podrá dar cuenta del boato que acompaña a quien tiene que coordinar la defensa, la seguridad y la protección civil de México, labores que, si bien no le son asignadas por ley, en los hechos y por decisión presidencial tiene asignado el Ejército y no creo que nadie pueda imaginar que el propio responsable de estas labores esté negociando cantidades irrisorias de dinero, comparadas con el presupuesto del instituto armado, con un párvulo que no sabe ni escribir su nombre y apellido.

Según los documentos que ahora son de todos conocidos, resulta que el sobrino del H2 no sabía si quien les daba protección era el general Cienfuegos, lo que sí sabía era que se trataba de alguien con línea directa y que, además, repartía dinero al inefable Osorio Chong y eran protegidos de Quirino Ordaz, gobernador de Sinaloa, quien nunca les pidió dinero. Visto así, la verdad del asunto más se acerca a ser un gran ridículo para la DEA que un caso en el que el Departamento de Justicia de EU se dobló por proteger a más de 500 agentes que están en nuestro país haciendo trabajo encubierto.

Según ha trascendido y ha sido magnificado por algunos medios, el Departamento de Justicia está tremendamente ofendido y dispuesto a reabrir la investigación en contra del general Cienfuegos si nuestro país no lo procesa. Al mismo tiempo, trasciende que se guardaron y no entregaron una transcripción y una grabación clave, en donde queda muy claro la participación del militar mexicano en conspiraciones para traficar droga y lavar dinero. ¡Pues quién carajo los entiende! Si tienen tanto interés en procesar a Cienfuegos: ¿Por qué no entregaron la prueba fundamental, para integrar debidamente una carpeta de investigación en su contra?

No soy ingenuo. Me queda claro que, sin duda, hay militares que han perdido el honor y se han vendido al crimen organizado. Me queda claro también que eso no sólo sucede en México. No entiendo cómo nunca se ha dado un expediente tan escandaloso en Estados Unidos, es como si la droga, una vez que cruza la línea fronteriza, tuviera vida propia y se distribuyera sola hasta los confines de la Unión Americana. ¿De verdad es creíble que la droga llegue hasta la frontera de Canadá sin que una autoridad de alto nivel de EU les dé su protección a los narcos? Llámese ejército, DEA, CIA, FBI o como se imagine. Eso no hace que las instituciones se tiren a la basura, son personas las que actúan mal, no la entidad.

Lamento mucho que, además, bien entrados en el periodo electoral, se utilice la exoneración del general Cienfuegos para atacar al gobierno de López Obrador. Reitero y lo haré hasta el cansancio, no podemos renunciar al sentido común. El sentido común, de la mano con el análisis de las “pruebas” que se han difundido, nos dicen que Cienfuegos no tuvo participación en los actos que le atribuyeron. Como también el sentido común nos dice que la gestión de López-Gatell en la pandemia ha sido un desgarre de grandes proporciones.

Tenemos que analizar la gestión presidencial a la luz del sentido común, quitarle el componente ideológico, que reconozco que el ciudadano se luce en integrar, aunque eso no precisamente le beneficie. Pero como hay cosas buenas, hay malas. La defensa de Cienfuegos me parece patriótica y justa. El Ejército sigue siendo la institución nacional que cuenta con la mejor evaluación de los mexicanos y que goza de la mayor confianza. Basta ver los hospitales covid que han montado, en donde las muertes nada tienen que ver con los demás hospitales públicos, en donde hay limpieza, orden y resultados. Lo mismo el caso del aeropuerto Felipe Ángeles, que al tiempo que usted lo utilice me dará la razón. Así que me parece justo, en esta ocasión, ponernos del lado de las Fuerzas Armadas que dan la cara, poniendo el esfuerzo y hasta los muertos por que este país siga a flote. La defensa del exsecretario no sólo fue una jugada personal para un militar, fue un acto de justicia para la institución que hoy nos da estructura y sustento.

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