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Buenas personas

Francisco Zea

Francisco Zea

Línea estratégica

Antes de continuar, y como lo he hecho siempre en este espacio, aclaro que no puedo considerarme amigo de Salvador Cienfuegos, exgeneral secretario de la Defensa Nacional, pero sí puedo decir que conviví con él en varias ocasiones. En todas ellas fue, como lo vi ser con todos, amable, atento y cercano.

Sin duda, desde hace poco más de cuatro años, la infalibilidad de los norteamericanos se desmoronó, comenzando por la Casa Blanca y su nuevo inquilino, estúpido impresentable que alimentó los peores apetitos de los peores americanos indeseables. La podredumbre va derramándose de arriba para abajo y me queda claro que la justicia de aquel país, antes falible sólo en pocos casos, encontró un enorme filón para politizar los juicios.

Entiendo la tentación que tenemos para creer que todo aquel mexicano en un puesto público, y más un responsable de alto nivel de seguridad nacional acusado es culpable y un ladrón, corrupto y asesino.

Cuando conviví con el general Cienfuegos pude observar algunas cosas que son muy simples para cualquier persona que haya estado cerca de él. De entrada, un acompañamiento importante de muchos ayudantes y seguridad, que en sí mismo me hacen un poco inverosímil la tesis de andar negociando con un narco de segunda, y por medio de una BlackBerry que en la época que se le atribuyen las conversaciones ya estaban en desuso total. Por si esto fuera poco, supongo que el gobierno del payaso naranja tiene un abogado capaz de explicarles que, de conformidad con el sistema penal acusatorio, una acusación basada en una intervención telefónica que nunca fue autorizada en territorio nacional por un juez mexicano, resulta a todas luces: “violatoria del debido proceso”. Eso quiere decir que todo el expediente que mandaron junto con el general no es nada más que basura. Que no va a servir para fincarle ninguna responsabilidad en México. Eso, evidentemente, es del conocimiento de los vecinos que lo mandaron, conscientes de que aquí lo liberarán. No sería la primera vez que William Barr utilizara un caso de relevancia internacional para hacer política tendiente al posicionamiento político de sus jefes.

Yo me pregunto, ¿es posible que Cienfuegos haya sido un funcionario ejemplar, que cayó en una treta política de intriga binacional y que fue utilizado como moneda de cambio de los estúpidos políticos que creen que la seguridad nacional, la pública y el delito es un asunto de grilla? Que sí Cienfuegos, con todos los defectos que puede arrastrar de una administración corrupta, fue un gran líder militar y que, evidentemente, no confiaba en una DEA llena de vicios e infiltrada por los grupos que pueden llevar droga de la frontera a Chicago y que en ese trayecto nunca encuentran un solo funcionario corrupto de su propio país. Yo me pregunto, ¿si no podemos creer que simplemente tuvimos un buen hombre como secretario de la Defensa Nacional, que con resultados indiscutibles comprobó el enunciado anterior?

De la misma manera, en la vorágine de candidatos y candidatas, podemos encontrar gente buena y desinteresada que quiere y aspira servir a los demás. En el caso de la próxima elección del gobierno de Tlaxcala se perfila una mujer que entiende de las injusticias de un país en donde la ley se aplicaba selectivamente. Es Dulce Silva, que fue encarcelada por el gobierno de Rafael Moreno Valle para obligarla a ceder un terreno al que legítimamente tenía derecho. Hoy está compitiendo en contra de Lorena Cuéllar por la candidatura de Morena al gobierno del estado. La señora Cuéllar ha sido todo y por todos los partidos, PRI, PRD, PT y Morena, chulada. Lo último en su no tan transparente historial son los señalamientos de que, como “superdelegada”, ha sido omisa en su trabajo. Cuéllar ha sido legisladora y presidenta municipal y en todos sus cargos ha salido con una sombra de corrupción. Es una de esas rémoras que no saben qué hacer fuera del presupuesto, ni del sistema de partidos. En contraste, en Dulce conozco su tesón y su integridad al no ceder a los chantajes de Moreno Valle, conozco a su marido, lo mejor y más lúcido de la 4T, César Yáñez. Es momento de dar oportunidad a gente nueva y buena que tengan verdaderas ganas de servir y no chapulines sin ética.

En otros temas, resulta preocupante cómo el 63% de las víctimas prefieren no denunciar los delitos que se cometen en su contra, por la extorsión de los policías de investigación, además de la desconfianza en las autoridades ministeriales de acuerdo a la opinión, con base en encuestas, de Alejandro Desfassiaux, presidente del Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial. Aquí es fundamental resaltar que se aprobaron reformas para incorporar la extorsión como delincuencia organizada y es que los grupos delincuenciales obtienen cerca de 13 mil millones por este concepto. Por lo anterior, resulta indispensable, como dice Desfassiaux, apuntalar al sistema judicial para revertir la impunidad que se traduce en desconfianza de la ciudadanía.

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