Logo de Excélsior                                                        

Aeropuerto y conflictos presidenciales (2001-2021)

Francisco Javier Acuña

Francisco Javier Acuña

Sacar el aeropuerto internacional Benito Juárez de la Ciudad de México ha implicado crisis política para el presidente de la República de cada periodo en que se ha intentado o logrado: primero a Texcoco y ahora a Santa Lucía. Dos décadas de costosos desencuentros, inclusive ampliarlo como remedio, al construir la terminal 2, una vez que Fox fracasó en llevarlo a Texcoco la primera vez.

López Portillo quiso ubicarlo en Zumpango; Ernesto Zedillo en Tizayuca; Vicente Fox en Texcoco; Enrique Peña Nieto en Texcoco y Andrés Manuel López Obrador en la Base Militar de Santa Lucía. Texcoco ha sido el símbolo del conflicto, el primer proyecto fue cancelado en 2002 después de  la represión en Atenco y la obra del aeropuerto iniciada en 2015 fue interrumpida a principios de 2019 por López Obrador.

La historia inició con Miguel Alemán, para colocar a México como un destino mundial decidió apostar por el turismo, vía para la inversión extranjera y la captación de divisas, así se fue construyendo la primera terminal del Aeropuerto Internacional Benito Juárez

En noviembre de 1952 —todavía presidente— hizo la inauguración oficial de la ampliación iniciada en 1949 y, en paquete, la pista, la plataforma, el edificio terminal y su torre de control; el edificio para autoridades de la terminal aérea comenzó a operar hasta 1954 en el sexenio de Adolfo Ruiz Cortines; la ampliación de la Terminal 2 consumió seis años, iniciada en 2002 —todo el tramo del gobierno de Vicente Fox— fue concluida en 2008 e inaugurada por Felipe Calderón.

Factores de conflictos y crisis presidenciales en torno al aeropuerto de la Ciudad de México:

Crear el aeropuerto a finales de los años cuarenta implicó expropiar ejidos y adquirir predios y ésa fue y ha sido la clave progresiva de la problemática social para esa hazaña y su complemento negativo: la ambición de los propietarios de los terrenos elegidos para sacarlo de la Ciudad de México y de los especuladores que con ventajas adquirieron los terrenos colindantes para explotar la plusvalía. Así ocurrió en Texcoco durante 2001 y 2002, en 2015 y 2016 otra vez en Texcoco, y en 2019 y 2020 en Santa Lucía.

Otro rasgo en común ha tenido la construcción acelerada entre 2015 y 2018 del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM) en Texcoco y la emprendida como reemplazo para hacer el Felipe Ángeles (AIFA) en Santa Lucía: la escasa transparencia.

Unos y otros no supieron o no han sabido, podido o querido atender vía transparencia un sinnúmero de aspectos para su explicación, a efectos de facilitar la inspección social o “auditoria ciudadana” en tiempo real o por lo menos actualizada, vehículos para la rendición de cuentas.

Ambas obras —al margen de los componentes ideológicos que las envuelven— suscitaron miles de solicitudes de acceso a la información a las dependencias involucradas durante la administración de Peña Nieto y durante la presente, en buena parte dirigidas a la Sedena, por tratarse de una obra encomendada al Ejército. La reticencia a responder de forma amplia y sin cortapisas provocó cientos de resoluciones del Inai ordenando abrir la información. Se ha perdido la oportunidad de generar un mecanismo de transparencia proactiva para saciar el interés público de una obra pública estratégica para el país.

Comparte en Redes Sociales