El fiscal vengador

Las dos mujeres fueron acusadas por el titular de la FGR del homicidio, por omisión de cuidados, de su hermano Federico. Laura, 92 años, era cuñada de Gertz y es madre de Alejandra.

A Cuevas Morán, 68 años, le hizo un daño irreparable la venganza de Gertz. Le robó 528 días de su vida. Es el tiempo que pasó encerrada en la cárcel. Nadie se los devolverá.

Quedó claro que le fiscal orquestó lo que ya quedó exhibido como el invento de un hombre que usó su cargo para arruinar la vida de estas dos mujeres, a las que acusa de no ofrecerle los cuidados requeridos a Federico y provocar, con dolo, su fallecimiento.

Lo dijo Alejandra al salir del reclusorio de Santa Martha Acatitla: “Tengo la certeza de que, sin ustedes, Alejandro Gertz Manero me hubiera sepultado en la cárcel por un delito que él fabricó”.

Gertz no es el único responsable de la injusticia. Hay una jueza, Marcela Ángeles Arrieta, que dictó el auto de formal prisión sin las pruebas suficientes, y un juez, Octavio Ceballos Orozco, que la ratificó. A juzgar por la resolución de la SCJN, le hicieron el juego al fiscal.

A lo largo de los debates quedó claro que nunca estuvieron acreditados los elementos típicos del delito. Sin pruebas de que descuidaron a Federico en su enfermedad, y bajo una figura que no existe en ningún código o ley —“garante accesoria”—, la mandaron a la cárcel.

La señora Cuevas, en sus primeras declaraciones ya en libertad, agradeció al Poder Judicial de la Federación el haberla sacado del “túnel”, pero hizo público que ese reconocimiento no era para el Poder Judicial de la CDMX.

Pidió un cita con el presidente López Obrador para pedirle, respetuosamente, que proteja a su familia de cualquier eventualidad. Remató con lo siguiente:

“Al conocer las entrañas de la cárcel y escuchar el número interminable de injusticias, y convivir con mujeres que llevan años y podrían estar libres, me he dado la comisión de que, con la Fundación que construyeron mis hijos, logremos que esas mujeres que han sido abandonadas por su familia, por la sociedad, por los abogados de oficio, puedan recobrar la libertad”.

Alejandra conoció a Rosario Robles en Santa Martha. La desgracia las juntó. Se acercaron.

La exsecretaria de Estado hizo saber en Twitter su alegría por la votación en la SCJN.

“Histórica resolución que deja un mensaje claro: no se puede juzgar sin perspectiva de género. Un paso para la justicia que, no obstante, sigue en deuda con México”, escribió Rosario.

En la mañanera, el presidente López Obrador volvió a decir que fue una masacre de “un grupo contra otro, en un palenque clandestino”.

De éste quiso neutralizar la brutalidad de estos hechos, que se han hecho tan frecuentes que ya ni conmoción provocan.

Así se minimiza el crimen. La sociedad se siente aliviada. Menos delincuentes en la faz de la tierra, aunque no sabemos si todos los que estaban en el palenque son de los malos.

Mientras tanto, siguen los balazos y nomás no llegan los abrazos.

En uno o dos días no se volverá a hablar más del asunto. Así ocurrió con la masacre ocurrida en un velorio de San José de Gracia, Michoacán; con los cuerpos depositados fuera de Palacio de Gobierno en Zacatecas.

Lo mismo con la matanza de Atlixco, los múltiples homicidios en Colima. Los macabros hallazgos en una carretera de Veracruz, los 122 feminicidios en lo que va del año; los 116 mil 257 homicidios dolosos que se han cometido en lo que va del sexenio.

En un escrito enviado a este reportero, aseguran estar dispuestos a colaborar en la investigación por extorsión que lleva a cabo la FGR contra el grupo de abogados ligados, dicen, a Julio Scherer. Quieren audiencia con Gertz. Les retienen injustificadamente sus pensiones y prestaciones, aseguran.