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De “rockstar” de la 4T a chivo expiatorio

Francisco Garfias

Francisco Garfias

Arsenal

No fue un buen día para el doctor Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud y vocero de la pandemia covid-19. En un lapso corto se perfila para pasar de “rockstar” de la 4T (portada de revista incluida) a chivo expiatorio del covid-19.

Sobre él recaerá la responsabilidad de lo que ocurra. Si la estrategia sale mal, como parece, será sacrificado. Ya hay legisladores de oposición que le quieren abrir juicio político.

El registro de mil 92 muertos el miércoles (ayer se sumaron otros 816); el ritmo ascendente de los contagios (cuatro mil 554 en el último reporte) y su reiterada resistencia a las pruebas serológicas lo han llevado a ser blanco de las críticas de especialistas, médicos y opositores.

El diputado del PAN, Éctor Jaime Ramírez Barba, médico especializado en cirugía general y salud pública, lo acusó, incluso, de practicar “medicina de ocurrencia”.

¿Saben cómo se defendió? Con críticas al sistema de salud de administraciones pasadas a las que sirvió.

Dijo que los diputados Gerardo Fernández Noroña y Reginaldo Sandoval, ambos del PT, pusieron el dedo en la llaga de la “triste realidad” en la que se encontraba el Sistema Nacional de Salud antes la 4T: un “histórico abandono.”

El subsecretario de Salud aprovechó la comparecencia para ajustar sus proyecciones sobre la letalidad del covid-19.  Ahora dice que las defunciones podrían llegar a 35 mil en México.

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El PAN hizo pública la carta que envió al titular de la OMS, Tedros Adhanom, para solicitarle reconsidere la invitación a López-Gatell para formar parte del grupo de expertos que van a actualizar el Reglamento Sanitario Internacional. “El papel del doctor López-Gatell ha sido solapar al Presidente de México”, asevera la misiva. La firman Marko Cortés, jefe nacional del PAN, y los coordinadores en las cámaras, el senador Mauricio Kuri y el diputado Juan Carlos Romero Hicks.

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De vuelta a la comparecencia. Los de oposición le reclamaron sus inconsistencias y contradicciones en temas como el uso de cubrebocas y sus fallidas proyecciones sobre el daño que provoca la pandemia. El mismísimo Presidente no se pone el cubrebocas en las mañaneras ni en las giras que realiza en pleno semáforo rojo. Alega que tiene permiso del doctor López-Gatell. ¿Será porque la “fuerza moral” lo hace inmune? Es pregunta.

Una de las intervenciones más críticas fue la del coordinador de la bancada del PRI, René Juárez: “Nos dicen que se aplanó la curva, que se domó la pandemia y ayer (el miércoles) se registran casi cuatro mil contagios y más de mil muertes. 

“El mapa del país está pintado de rojo, cuando el grado de letalidad a nivel mundial es de 6.3% y en México del 11.1%, el más alto de América Latina”, puntualizó.

En su respuesta, López-Gatell repitió que la letalidad es la proporción de personas que mueren con respecto a quienes se conoce que tienen la enfermedad. “En México, y en muchos países, no se contabilizan todos los casos leves. Esto es una decisión, no un accidente”, aclaró.

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Es cierto que las cifras están en niveles relativamente bajos si las comparamos con EU, Brasil y la Unión Europea. Hay menos muertos por cada 100 mil habitantes.

Pero López-Gatell reconoce que esos números son poco confiables porque, ya lo vimos, no se contabilizan los casos leves, mucho menos los asintomáticos. Otra contradicción en la comparecencia: justificó que el Presidente se vaya de gira a estados con semáforo rojo porque sus actividades son esenciales. “Vive (AMLO) en el Valle de México (zona más afectada). No veo porque no pueda trabajar en otras zonas donde hay menor transmisión”, señaló. Sugirió a los diputados no sesionar presencialmente hasta que el semáforo esté en naranja en el Valle de México.

 

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