Un mundo post-hegemónico
Recientemente, hemos visto a EU aliarse y luego enemistarse con Francia, Alemania y Reino Unido
Juan Arellanes*
El 3 de abril, Trump anunció que EU retiraría sus tropas de territorio sirio. Un día después, Rouhani, Erdogan y Putin se comprometieron a lograr una pronta estabilización de Siria. Días después, las tropas de Al-Assad atacaron uno de los últimos bastiones rebeldes en Douma. A las pocas horas, se hizo viral un video que mostraba niños sirios con síntomas de asfixia. En su último comunicado sobre el tema, la Organisation for the Prohibition of Chemical Weapons (OPCW) señaló que no hay un plazo definitivo para la emisión de un reporte oficial.
EU, Francia y Reino Unido asumieron que se trataba de un ataque químico del régimen sirio y, como represalia, lanzaron un ataque contra supuestos centros de producción y almacenamiento de armas químicas. Trump twitteó: “Misión cumplida”. Los ataques no alteraron la correlación de fuerzas en el terreno. Pero sí se produjo una escalada entre Israel e Irán en territorio sirio. A finales de abril, Israel atacó posiciones iraníes en Siria sin que la defensa antiaérea se activara: los radares rusos no proporcionaron información operativa.
El 9 de mayo, Trump anunció que EU abandonaría el acuerdo nuclear con Irán firmado en 2015. Los otros firmantes del acuerdo conocido como Joint Comprehensive Plan of Action (JCPOA), Francia, Alemania, Reino Unido, Rusia y China, al igual que Irán, anunciaron sus intenciones de mantener lo acordado. La decisión unilateral de Trump tensó las relaciones trasatlánticas. Merkel declaró: “La época en la que podíamos confiar en EU se acabó”. Hay demasiadas inversiones europeas en Irán en situación de riesgo en caso de que se reinstalen las sanciones contra el régimen persa.
Al mismo tiempo, Putin recibió a Netanyahu en Moscú. Irán aprovechó la retirada de Trump del JCPOA para atacar (o contraatacar, si se considera el ataque de Israel del 29-30 de abril) desde sus posiciones en Siria a posiciones israelíes en los Altos del Golán el 10 de mayo. La batería antiaérea israelí repelió el ataque persa y contraatacó. Y, ahora sí, funcionó la batería antiaérea siria, más bien rusa, para defender las posiciones de Irán.
Rusia no quiere una guerra entre Israel e Irán, pues estaría en una posición sumamente incómoda. Pero el unilateralismo de Trump está envalentonando a Israel y a Arabia Saudita, irritados por los avances tácticos de Irán en Irak, Siria y Yemen. Los riesgos de una escalada entre Israel e Irán (en Siria) o entre Arabia Saudita e Irán (en Yemen) son muy grandes. En los últimos dos meses el mundo ha visto a EU aliarse y luego enemistarse con Francia, Alemania y Reino Unido; a Rusia acercarse a Israel, “castigar” a Irán (privándolo de apoyo antiaéreo) y luego defender a Irán para que Israel no tome ventaja. En el otro extremo de Eurasia, el conflicto entre EU y Corea del Norte también ha estado lleno de vaivenes. La incertidumbre es enorme, pero aún hay esperanza de diálogo gracias a la sorpresiva y valiente intervención de Moon Jae-in. Y no debe perderse de vista el constructivo encuentro entre Xi Jinping y Narendra Modi, a finales de abril, que redujo sustancialmente las tensiones entre China e India. Lo sorprendente es que, a pesar de las fuertes tensiones geopolíticas y de la impertinencia de Trump, la diplomacia parece estar funcionando. Nada mal para un mundo post-hegemónico.
* Profesor de Geopolítica y estudiante de Doctorado en Seguridad Internacional.
Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México campus Norte
